Una intervención con la que el jurisconsulto, prócer y poeta guayaquileño José Joaquín de Olmedo dio incuestionable testimonio de su defensa de la libertad, democracia y del afán de servicio a sus compatriotas, fue la que ofreció en el seno de las Cortes de Cádiz, España, la histórica fecha del 12 de agosto de 1812, hace dos siglos.

En efecto, con su elocuente discurso que mostró su erudición y el pensamiento de avanzada que lo convirtieron en portavoz del pueblo de esta parte del continente americano cuando se vivía la etapa de la Colonia, Olmedo logró ser escuchado y despertó la conciencia de las autoridades españolas y de los diputados que representaban a ciudades hermanas de América.

El horrendo e inhumano trabajo de la mita, realizado en su totalidad por la población indígena que cayó en garras de explotadores coloniales, fue denunciado y abordado con lucidez y entereza por nuestro compatriota, aun en medio de negros presagios por los acontecimientos políticos que se vivían en España.

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Olmedo resultó elegido diputado por el Cabildo guayaquileño en septiembre de 1810; salió de aquí en enero de 1811 y en septiembre de este mismo año, después de algunas novedades en la ruta elegida, arribó a Cádiz. Allá se encontró con su amigo José Mejía Lequerica, otro de los representantes de la Audiencia de Quito, que lo ayudó a integrarse al medio. Vicente Rocafuerte era otro de los representantes, pero llegó mucho más tarde.

Aunque las denuncias, el rechazo y las condenas a las mitas resultaban conocidas, pues otros personajes las habían analizado profusamente al punto de pedir su inmediata abolición, el discurso de José Joaquín de Olmedo sobre el mismo tema adquirió renovado valor por la frontalidad y profundidad del contenido.

Es conocido que Victoriano de Villalba, fiscal de la Audiencia de Charcas las denunció en 1793, y que el guayaquileño motivó su célebre participación al hacer referencia al dictamen de la Comisión de Ultramar acerca de la abolición de las mitas, propuesta por el diputado Florencio Castillo, de México

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Historiadores y críticos literarios coinciden en que el contenido del discurso olmediano de 3.600 palabras en un inusual lapso de exposición que le tomó 40 minutos –bastante largo para entonces– caló muy profundo en la conciencia del auditorio y cuando fuera retomado en octubre del mismo año, el guayaquileño preparó otra intervención algo más concisa pero con igual fortaleza.

Al llegar el turno de hablar de Olmedo, el tema se consideró ya bastante discutido y se resolvió pasarlo a redacción y a última votación. Así, el 9 de noviembre se expidió el decreto de las Cortes que terminaba con las mitas, incluida la respectiva orden de impresión y circulación. Cuando el rey Fernando VII retomó el trono de España disolvió las Cortes, anuló lo resuelto por ellas y persiguió a sus integrantes.

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Pero quedó como gran herencia el documento que anunciaba la pérdida de poder de la monarquía en los pueblos americanos que luchaban por su pronta y total emancipación.

El personaje: Prócer y Patricia
José Joaquín de Olmedo
Nació en Guayaquil el 19 de marzo de 1780 y murió en su tierra natal el 19 de febrero de 1847. Fue figura determinante del 9 de Octubre de 1820 y como regidor firmó el Acta de Independencia, presidente del Colegio Electoral de la Provincia Libre de Guayaquil del 8 de noviembre de 1820, líder de la Revolución Marcista de 1845 y vicepresidente de la República en 1830. Jurisconsulto, poeta y orador.