La pena invade a Galápagos. La mayoría de habitantes está consternada por la muerte del Solitario George, el domingo pasado. Desde el aeropuerto de Baltra hasta el Parque Nacional Galápagos (PNG), el tema de conversación es la desaparición de la tortuga, la última de la especie Geochelone abingdoni, procedente de la isla Pinta. En el corral que lo acogió hay soledad. Ayer, ni las dos tortugas hembras que lo acompañaron en su última etapa de vida asomaban la cabeza, mientras los visitantes, quienes tenían agendado con anterioridad el recorrido, solo veían la morada del ejemplar que fue un ícono del archipiélago.

Pero la pena no solo se sintió en el país, sino en el mundo. Incluso el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y su colega surcoreano, Lee Myung-bak, manifestaron pesar por la desaparición de George.

Santos, en una rueda de prensa conjunta en Bogotá con su par surcoreano, dijo –según la agencia AP– que manifestaban su pesar “por la muerte de esta última tortuga gigante en las islas Galápagos... La desaparición de otra especie. Pero al mismo tiempo, es un buen recordatorio sobre la necesidad de proteger nuestros océanos”.

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Esto hacía diferencia con el silencio del Gobierno ecuatoriano. Hasta las 17:00 de ayer, la página web del periódico oficial El Ciudadano y la del Ministerio del Ambiente no tenían ninguna declaración del presidente Rafael Correa ni de algún funcionario sobre el tema. Tan solo contenían dos boletines de prensa del PNG en los que se informaba sobre la muerte y la realización de la necropsia.

Mientras, en el laboratorio del PNG se realizó ayer la necropsia de George, hallado muerto por su cuidador, Fausto Llerena, a las 08:00 del pasado domingo. Este proceso duró cuatro horas, desde las 11:30 hasta las 15:30.

En esta participaron José Cevallos, fiscal del Ambiente de las islas, así como técnicos y científicos de Ecuador y del exterior, para determinar las causas de la muerte de la tortuga. Se informó que mediante videoconferencia actuaron, entre otros, James Gibbs, científico de la universidad estatal de Nueva York; Linda Cayot, de la organización Galapagos Conservancy, y Joe Flanagan, director del servicio veterinario del zoológico de Houston.

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En la mañana, un boletín del PNG informó que la hipótesis es que murió de un paro cardiaco, “porque se la encontró en una posición que indicaba que se dirigía al bebedero”. Los resultados de la necropsia se harán públicos hoy, en Guayaquil, en una rueda de prensa.

La muerte de George significa la desaparición de la segunda especie de las quince existentes en las diferentes islas. Las tortugas gigantes llegan a alcanzar hasta 1,50 metros de largo y la población mayoritaria está en las islas Isabela y Santa Cruz. En esta última, en la parte alta, se pueden apreciar colonias de varios individuos, como pastoreando en los potreros.

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Los visitantes que ayer llegaron a la que fue la morada de George en las instalaciones del PNG, en Puerto Ayora, expresaban su sorpresa y pena. El guayaquileño Héctor Ronquillo, quien estuvo en Galápagos el domingo, por casualidad, refirió que ese mismo día supo de la noticia y por eso tuvo que ir al PNG ayer para al menos recordar que hace dos años, en ese sitio, se tomó una foto con el Solitario.

“Da pena (su muerte). Es así como cuando tienes tu mascota y de un momento a otro se muere. George fue la mascota de todos, porque todos sabíamos de su existencia y lo admirábamos por ser un sobreviviente de su especie”, refirió el guayaquileño.

Victoria Huser, una suiza que llegó con su compatriota Raphael Herzog, expresó que al menos les representa un honor estar cerca de la morada de George, aunque no lo vieran. “Cuando llegamos a Galápagos queríamos verlo. Es un poco triste su muerte, porque es una tortuga única en el mundo y existió solo aquí”, dijo la visitante europea.

Varios turistas, especialmente del exterior, llegaban al corral, se tomaban fotos, posaban ante las cámaras teniendo de fondo el bebedero de George. Hablaban. De sus lenguas extranjeras se reconocía la palabra George. Y enseguida en sus rostros se percibía un aire de melancolía. Algunos viajaron exclusivamente para verlo, pero no lo alcanzaron.

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Por su fama, para el próximo año está previsto que el cuerpo disecado de George se lo ubique en la antigua casona del PNG. Hasta eso se analiza dónde se lo colocará temporalmente.