Por Francis Pisani
.- Sudáfrica cuenta con verdaderos logros en su activo en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), pero no parece dispuesta a transformarlos en eje estratégico de su desarrollo, lo cual es lamentable.

Empecemos por los éxitos. PayPal nació de la fusión de dos empresas, de las cuales X.com fue creada por el sudafricano Elon Musk, hoy mejor conocido gracias a Telsa -fabricante de autos deportivos eléctricos- y sobre todo a Space X, la primera empresa privada que logró poner en órbita y recuperar una nave espacial (22 de mayo del 2012).

Mark Shuttleworth hizo fortuna vendiendo su programa de criptografía a VeriSign. Un capital que le permitió ser el primer africano en el espacio, crear una fundación que financia "los cambios innovadores en la sociedad". Lanzó y dirige Ubuntu -un sistema operativo de código abierto (open source) "afable" para las computadoras.

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Mxit.com es una plataforma de chat, de pago y de juegos que tiene más de 50 millones de usuarios y en la actualidad funciona en una docena de países, principalmente en el sur.

Agreguemos que los servicios webs de Amazon fueron ideados y desarrollados en Ciudad del Cabo por Chris Pinkham. Sin embargo, después de haber pasado ahí una semana, me quedé con la impresión de que las TIC no son una prioridad estratégica.

Tomo como ejemplo lo que escuché de tres de mis interlocutores. Responsable de los sectores industriales de la Agencia de Innovación de Tecnología de Pretoria, Pontsho Maruping maneja los apoyos gubernamentales a la innovación en los rubros de energía, minería y fabricación de punta y las TIC -que se ubican en el cuarto lugar.

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"Para ser honesta", dice, "creo que no les prestamos más importancia porque tenemos suficiente capacidad para generar enfoques innovadores en otros sectores". Las TIC son valoradas sobre todo por su contribución transversal, pero Maruping reconoce que, "sin duda, la coordinación no es tan buena como debería".

En el otro extremo del país, Walter Baets dirige la Gratuate School of Business de la Universidad de Cape Town. Él encuentra que las TIC "constituyen una herramienta barata de desarrollo con costos de acceso mucho más bajos que las demás industrias".

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Pero reconoce que "no existe suficiente reflexión acerca del uso de las tecnologías de la información en la innovación social", terreno hacia donde trata de guiar a sus alumnos. En la incubadora que ahora intenta crear busca que una tercera parte del espacio esté reservado a las que se anclen en la tecnología -obviamente no un lugar estratégico.

Andrea Bohmert dirige Silicon Cape Initiative, una comunidad para startups de Ciudad del Cabo, lo que por ende la sitúa del lado de los que lamentan que no se haga más.

Ella atribuye buena parte de tal indiferencia al hecho de que se trata de un sector "90% blanco y 90% masculino, y para el gobierno eso no supone una prioridad". También ella constata que las TIC son más apreciadas por su papel de facilitadores (enabling), mientras que "la prioridad para el gobierno se centra en aquello que cambie inmediatamente la vida de las personas. Lo lamento, pero entiendo the big picture".

No es el única. Pero hay algo peor: tal postura podría contribuir a reducir el rol del país en África. The Economist se cuestionaba recientemente sobre su capacidad para permanecer a la cabeza. Nigeria, por ejemplo, cuenta con petróleo y una población tres veces más numerosa.

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Mucho más pequeña, Kenia, por su parte, parece claramente apostar por las tecnologías de la información como eje de su desarrollo. Un elemento que habrá que tomar en cuenta más y más a menudo en el análisis geopolítico de las regiones y del planeta.

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