Dejaron Ecuador hace más de una década. La intención, aunque suene a frase hecha, era progresar. Progresaron, pero de la aparente bonanza les queda poco o nada y, en el peor de los casos, les quedan deudas.

Esta es la realidad para miles de ecuatorianos en el mundo que, lejos de casa, afrontan los efectos de una feroz crisis financiera que los empuja ¬una vez más¬ a armar maletas. A empezar de cero en otro lado. A dejar nuevamente a sus familiares.

Algunos buscan países cercanos. Otros, en cambio, regresan a Ecuador. En los aeropuertos de Quito y Guayaquil se refleja este retorno. Llegan con maletas imposibles para un turista y muestran un marcado acento español. O un acento italiano. O el acento de los amigos latinos que hicieron en los países que habitaron antes de regresar.

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El deterioro de la economía, provocado por una crisis inmobiliaria, estalló en el 2007 y los migrantes en Estados Unidos y Europa, donde se han ejecutado los llamados ‘rescates’ a las instituciones financieras, fueron más vulnerables a los efectos.

España, el país que registra la mayor cantidad de migrantes ecuatorianos, es una de las cuatro naciones europeas ¬junto a Grecia, Irlanda y Portugal¬ que han requerido dinero de sus socios: recibió 100.000 millones de euros ($ 126 mil millones) para recapitalizar a sus bancos.

El país, con 47 millones de habitantes, tiene 5 millones de desempleados. Los números reflejan que esta realidad también golpea a los migrantes: el 65,9% de los ecuatorianos en edad laboral ¬es decir, entre los 16 y 64 años¬ se encuentra sin trabajo.

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Las cifras del Ministerio de Empleo reflejan la precariedad que se cierne sobre el colectivo que, al 31 de marzo del 2012, estaba constituido por 403.500 personas. De estas, 344.190 tienen entre 16 y 64 años, pero solo 117.111 estaban dadas de alta en la Seguridad Social en mayo. Esto significa que 227.073 no cotizan y, por tanto, no disponen de un trabajo o tienen uno informal.

En los registros de los Servicios Públicos de Empleo consta que 32.225 ecuatorianos están cobrando el ‘paro’, una prestación por desempleo. Esto quiere decir que 194.848 no disponen de ingresos por un trabajo.

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Según la última Encuesta de Población Activa, publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España se han destruido 2,7 millones puestos de trabajo en los últimos cuatro años; más del 53% corresponde al sector de la construcción, un área ocupada por migrantes.

Ello ha empujado a los ecuatorianos al retorno que, en algunos casos, se siente como dejar de nuevo el hogar. Este ha sido el caso de la familia de Polibio Castro. El miércoles pasado, en el aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, él abrazaba a su esposa María y a su hijo Xavier. Ambos viajaban a Madrid para acompañar a una hija que se que quedó en España. Está embarazada.

Castro debe quedarse en Ambato (Tungurahua) para poder trabajar en su camión y pagar las deudas. Otro hijo lo acompaña. El hombre de 50 años cuenta que cuatro de los cinco miembros de su familia decidieron retornar a Ecuador en el 2010.

Habían empezado a sentir la crisis por la disminución de los sueldos. Los doce años de experiencia conduciendo camiones repartidores de varios artículos en España le dieron a Castro la idea del negocio que quería emprender. Juntaron dinero y volvieron al Ecuador con la idea de comprar un camión, pero encontraron trabas para completar el financiamiento.

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Recién a fines del 2011 accedió a un crédito en la banca y tiene una deuda de $ 80 mil. Distribuye gas en su camión, pero ve que los gastos en el país son grandes y los pagos, pequeños.

“Lo bueno es que no se ha renunciado a la doble nacionalidad y en cualquier momento podemos regresar a Europa, si pasa algo en Ecuador”, explica.

Para él, una de las cosas más complicadas fue el ‘desarraigo’ de sus dos hijos. Hace 12 años, cuando llegaron a Madrid, solo tenían 5 y 8 años. Regresaron sin conocer mucho sobre Ecuador.

En el aeropuerto José Joaquín de Olmedo, en Guayaquil, se observa a los que retornan. Zaida Ramírez regresó el martes de Madrid, donde cuidaba a personas mayores. “Con la última señora trabajaba las 24 horas porque estaba malita y se despertaba en las madrugadas. Solo salía el sábado a las cinco y regresaba el domingos a las siete”, dice.

Recibía 800 euros al mes, cuando antes de la crisis se pagaba por este trabajo hasta 1.500. “Regresé cuando me dijeron que debía cotizar en el Seguro, pero que el dinero saldría de mi bolsillo. Me querían pagar 600 y con eso allá no se vive”.

En España se quedó su hija mayor, casada con un peruano, pero en Ecuador la esperaban tres hijas más. Dice que ahí entendió lo que debió sentir su madre cuando ella se marchó en el 2001, tras la crisis bancaria.

Italia, el segundo país europeo con mayor número de ecuatorianos, también muestra saldos rojos. Analistas temen que sea la próxima ficha del dominó en caer en la crisis de la deuda, después de Chipre. Hoy lidia con una deuda de $ 2,3 billones.

De allá regresó Marco Alcívar, de 42 años, tras residir en ese país durante más de una década. Llegó solo, en abril pasado, para buscarles casa y colegio a sus hijos de 13 y 17 años. Sin embargo, ellos ya arribaron de Torino hace siete días, junto a su madre, sin que haya podido hallarles un lugar para estudiar.

No vinieron antes porque decidieron esperar a que terminaran el año en Italia. “El mayor solo habla italiano y la menor, algo de español. En los fiscales me dicen que no hay matrículas o que les deben tomar una prueba, pero no saben el idioma. Y los privados son caros”, cuenta.

Regresaron porque no les alcanzaba para pagar el departamento que compraron hace cinco años en 130 mil euros. Su esposa perdió el trabajo como doméstica y a él le redujeron las horas en una fábrica de alimentos. Ya no alcanzaba. Aquí no ha encontrado trabajo, según dice, porque es “muy viejo”. Esperan recuperarse y regresar. Mientras tanto, todavía viven con su suegra en Lomas de la Florida.

Durante el 2011, $ 11’700.000 fueron invertidos por la Secretaría Nacional del Migrante (Senami) en programas para ecuatorianos que buscan retornar. Uno de los planes es Bienvenido a Casa, lanzado a finales del 2008 y puesto en operación plena en el 2009. La institución ha informado que, hasta febrero, cerca de 8 mil ecuatorianos han regresado al país acogiéndose al plan, con lo que pudieron traer su menaje de casa, equipos de trabajo y, en algunos casos, un auto de hasta $ 20 mil. La mayor parte llega desde España y luego, de Estados Unidos e Italia.

No todos regresan. Vicente León, vocero de la Plataforma de los Afectados por las Hipotecas (PAH), en Madrid, dice que muchos han decidido “probar suerte” en Londres, donde se necesita mano de obra por los Juegos Olímpicos, y Alemania.