AFP
BUENOS AIRES.- El líder obrero peronista Hugo Moyano asumió de hecho en Argentina el rol de jefe de la oposición al llamar a huelgas y marchas en desafío al poder de la presidenta Cristina Fernández, según analistas.

Moyano, jefe de la mayoritaria central obrera CGT y del sindicato de camioneros, puso en jaque al Gobierno esta semana con una huelga que duró dos días y puso al país al borde de un colapso en el abastecimiento de combustibles.

"El enfrentamiento entre Moyano y la presidenta hace explícita una división dentro del peronismo. Creo que Moyano va a intentar profundizarla y, sobre todo, empujar hacia la polarización", dijo a la AFP el sociólogo Manuel Mora y Araujo.

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Sin embargo el analista, presidente de la consultora IPSOS y vicepresidente de la privada Universidad Torcuato Di Tella, dijo desconocer "si Moyano tendrá éxito o no en profundizar esa polarización".

Confrontación inevitable
Con el fin de agudizar esta confrontación, el sindicalista convocó para el miércoles próximo a una huelga nacional y marcha hacia la histórica Plaza de Mayo de sus fieles camioneros y unos 50 gremios aliados suyos de la Confederación General del Trabajo (CGT).

"Los dos (Moyano y Kirchner) están levantando la apuesta porque no pueden compartir el poder. No hay espacio para ambos. Son como dos trenes de frente a punto de chocar", dijo el sociólogo y politólogo Jorge Giacobbe.

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Giacobbe, titular de la consultora homónima y asesor de Transparencia Internacional, dijo al blog iprofesional.com que "el tema pasó a ser quién puede sacar miles de personas a la calle. Y el desafío de la Presidenta es evitar que esa calle sea de Moyano".

La pelea se desató por el propósito de Fernández de desplazar a Moyano de la conducción de la CGT y alentar el encumbramiento del líder de los obreros metalúrgicos, Antonio Caló.

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"Supongo que Cristina habrá evaluado el impacto que esto va a generar y el costo que tendrá para ella, que lo prefería pagar y no tener a Moyano al lado", dijo el director de la consultora Poliarquía, Fabián Perechodnik, a radio 'FM Latina'.

El resto de los sindicatos de la Confederación General del Trabajo (CGT), que tiene 8 millones de afiliados, se mantiene en silencio frente al conflicto y espera el congreso de renovación de autoridades el 12 de julio.

Ocupó vacío opositor
Moyano ocupó así súbitamente el vacío dejado por la oposición, de capa caída desde el categórico triunfo electoral y reelección de Cristina Fernández con el 54% de los votos en el 2011.

 Ni la segunda fuerza legislativa, la socialdemócrata Unión Cívica Radical, ni el centroizquierdista Frente Amplio Progresista, segundo en los comicios del año pasado, ni el peronismo disidente, cuentan con figuras de relieve.

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"El enfrentamiento entre Moyano y la Presidenta hace explícita una división dentro del peronismo, que no es nada nueva, en relación con el apoyo o no al gobierno", analizó Mora y Araujo.

Moyano había sido un aliado táctico del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y de su esposa y sucesora, cuyo primer mandato fue entre el 2007 y el 2011.

Pero la intención oficialista de removerlo de la central obrera, tradicional aliada de los gobiernos peronistas, fue una declaración de guerra y las hostilidades se han iniciado.

El Gobierno presentó una poco frecuente denuncia penal contra Moyano por desobedecer una conciliación obligatoria al negociar salarios con las patronales y atentar contra la seguridad pública.

"El momento para polarizar puede serle propicio a Moyano, por una previsible tendencia a la estanflación", agregó Mora y Araujo.

Es que la situación dejó de ser cómoda para Fernández, al frenarse la economía que crecía al 8% anual y proyectarse una recesión mezclada explosivamente con una inflación real del 25% anual, según las consultoras económicas.