Un grupo de obreros instala luminarias en postes de color verde conectados a una red eléctrica subterránea, en la esquina de las calles 25 de Junio y Rocafuerte, en el centro de Machala. Otra cuadrilla, a pocos metros, coloca adoquines rojos, de aquellos que lucen las áreas de la regeneración urbana de Guayaquil.
El ajetreo también se observa en la mayoría de locales comerciales de esta zona. Ángel Conza transformó lo que era una cantina en una barra-karaoke con aire acondicionado. Jeaneth Granda dirige los arreglos en su local Máster Compu. “Hacemos un esfuerzo para que los negocios mejoren, como las calles y aceras”, dice la mujer.
Este es uno de los más de una decena de frentes de trabajo que se realizan en estos días en esta ciudad, conocida como la Capital Bananera del Mundo y que hasta hace menos de una década estaba descuidada. Las obras se sumarán a otras que ya sirven en distintos sectores, así como a aquellas que la empresa privada desarrolla en áreas de comercio, inmobiliaria y más.
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Machala se desarrolla, cambia, se regenera, progresa. Eso lo reconocen sus habitantes, dirigentes gremiales, los visitantes. De eso se vanaglorian sus autoridades municipales.
Así vive sus fiestas de cantonización, que se iniciaron ayer con el pregón por la regenerada avenida 25 de Junio. Los eventos seguirán hasta el 25 de este mes, fecha aniversaria, y entre ellos consta la inauguración de parte de esas obras.
La regeneración se ejecuta en un km de la av. 25 de Junio y se extiende por las calles Rocafuerte, Sucre, Junín, Ayacucho. También en un tramo de 1,5 km de la avenida Simón Bolívar.
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En estas se hacen aceras amplias con plantas y palmeras; tendido eléctrico subterráneo, calzadas con adoquines de colores. Es evidente el modelo de la regeneración guayaquileña. Sobre eso, el alcalde Carlos Falquez refiere: “Lo bueno se copia y si se puede, se mejora; solo lo malo no se debe copiar”.
El movimiento de maquinaria y obreros también es apresurado en el antiguo sector del Monumento al Bananero. Allí se construye un paso a desnivel, el primero de El Oro, como lo consideran autoridades municipales y pobladores. La obra está a cargo de Etinar.
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Su construcción se fundamentó con un estudio técnico del presidente de la Fundación Metrovía de Guayaquil, Federico von Buchwald, que cita que por el sector ingresaban diariamente 40 mil carros. El viaducto, de cuatro carriles, cuesta $ 5 millones; la mitad cubierta por el Municipio y el resto, financiado por el Banco de Machala, con un crédito a cinco años y un interés del 8,5% anual.
“La banca privada confía en el Municipio y es muestra de que estamos administrando bien”, señala Falquez, quien ejerce la alcaldía desde el 2005.
Cerca del paso a desnivel en construcción se ejecuta la plaza Machala Amor y Esperanza, que se inaugurará el 22 de junio, una semana después de la entrega de la prolongación de la av. Alejandro Castro, de 1,7 km, construida una parte (1,1 km) con fondos del BEDE y, el resto, con fondos municipales. Tiene un parterre central adornado con palmeras; las aceras, con jardineras con árboles.
Esta avenida desemboca en la principal de ingreso desde la variante de El Cambio. A ambos lados de esta arteria se asienta la nueva infraestructura privada. Comenzó hace casi dos años con el Paseo Shopping Machala; se desarrolló con planes inmobiliarios de ciudadelas privadas, como Ciudad Verde, la más grande. Le siguen San Patricio, Santa Inés, Portoverdela, Crucitas Villa Club.
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Allí se edificó también la plaza comercial La Piazza, inaugurada hace dos semanas con Supermaxi, Juguetón, Kao, Kywi, Fybeca y otras cadenas. Hay un patio de comidas con locales tradicionales de Guayaquil como El Capi y Puerto Moro.
En esta zona se construyen Ciudad del Sol y el centro comercial Oro Plaza. El primero, del consorcio Pronobis, es un megaproyecto inmobiliario de 17,12 hectáreas cuya inversión asciende -según el consorcio- a más de $ 70 millones. En este mes inicia la entrega de los apartamentos de Torres del Sol, un edificio de 11 pisos.
Todas las inversiones se dan en una ciudad cuya fortaleza sigue siendo la producción bananera, camaronera y pesquera.
Machala ya disfruta de un remodelado parque Juan Montalvo, o aquellos de barrios como Buenos Aires o 18 de octubre, o el Parque Lineal en la ciudadela Brisas del Mar. Hay música ambiental, piletas, iluminación LED, guardianía las 24 horas. El cambio de Machala se complementa además con una amplia red de salud municipal.
Pero lo que no ha logrado solucionar esta ciudad de 245 mil habitantes, según el censo del 2010, y que maneja un presupuesto de 55 millones al año, es el vetusto sistema de agua potable y alcantarillado, ahora intervenido por el Estado luego que fuera manejado por la empresa privada Tripleoro, de la que era accionista el Municipio. El concejal Washington López, del Movimiento Autónomo Regional, uno de los pocos críticos del Concejo, dice que se debe parar la contaminación de los esteros circundantes con el vertido de aguas servidas.
Reconoce que se han mejorado las condiciones de habitabilidad, pero señala que faltan áreas verdes, pues las existentes están muy por debajo de la media ideal. Señala que falta proyectos de movilidad urbana, legalización de tierras y un nuevo plan de desarrollo. Otro problema es la delincuencia.