Luego del pedido que hicieron a las autoridades las británicas Helen Bicknell y Nicola Rothon de inscribir como hija de ambas a Satya, ahora de cinco meses, en el país se ha desatado un debate jurídico sobre la formación de familias de diversos tipos y sus derechos. Hay voces a favor y en contra.

Paulino Toral, sacerdote cuencano ordenado en Murcia en 1973, considera que la homosexualidad es una “anomalía psíquica” que produce un desorden en las tendencias psico-afectivo-sexuales.

“No digo que ellos sean locos o dementes”, precisa.

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El religioso cita dentro de las tendencias sexuales antinaturales-anormales al fetichismo, la zoofilia, el sadismo, masoquismo, la bestialidad, la paidofilia, la necrofilia y la homosexualidad.

Por tanto, esta última no deja de ser un estado “psicológico anormal”, aunque los psiquiatras americanos a partir de los años sesenta, “bajo la presión del colectivo gay”, la hayan sacado de la lista de enfermedades psiquiátricas, refiere.

“A alguien se le podría ocurrir sacar el VIH-sida de la lista de enfermedades sexuales porque la gente discrimina a los enfermos de sida, pero el sida seguirá siendo una enfermedad”, dice.

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El padre afirma que las identidades sexuales son únicamente dos: varón y mujer, y solo quienes las posean tienen derecho, si se dan las demás circunstancias, al matrimonio.

De ahí que, enfatiza, “la adopción de menores por parte de gays es una injusticia y un desprecio a la dignidad de los niños”, a quienes se les pone en manos de personas con “hondos” problemas psicológicos.

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Para el clérigo, justicia no es conceder a todos los mismos derechos, sino “lo suyo”, que viene determinado por lo que cada ser humano es.

Con el fin de poner un ejemplo de la situación, menciona que es lógico que una mujer embarazada reclame sus derechos, porque está en estado de gestación.

Contrario a ello, añade, una dama no embarazada no debe sentirse discriminada, porque ella no lo está.

Es así que expresa que la Iglesia no menosprecia o discrimina a los homosexuales, sino que exhorta a los fieles a adoptar ante ellos la misma actitud de Jesús ante la mujer adúltera.

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“A todos, también a los homosexuales, la Iglesia llama a abrirse al amor de Dios y a luchar por su propia salvación eterna”, manifiesta.

Asimismo, indica que la Iglesia distingue entre tendencias homosexuales, actos homosexuales y cultura homosexual.

Según el sacerdote, la primera no es pecado, en tanto se la sienta y no consienta.

“Según el orden moral objetivo, en las Sagradas Escrituras los actos homosexuales están condenados como graves depravaciones. Son intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún caso”.

Para el padre Toral, la cultura homosexual es rechazable desde todo punto de vista, porque intenta el reconocimiento público de la homosexualidad como una manera más de vivir la sexualidad.

“La cultura gay no solo pretende la justificación, sino la exaltación de la homosexualidad, hasta tal punto que quienes no la acepten son tenidos como enfermos”, cuestiona.

Ejercicio en parroquias

Paulino Toral es un sacerdote cuencano, de 65 años. Durante 17 años estuvo a cargo de la parroquia San Antonio María Claret, situada en Urdesa.

Labor social

Es el precursor de la Casa de la Vida, una institución provida que da apoyo moral y espiritual a mujeres embarazadas. El centro funciona en Urdesa.