“Tenía 12 años. Era 1980. Recuerdo que llamaron un día a mi casa. Hablaron con mi mamá. Era una productora peruana, radicada en el país, que me invitaba a un casting para un comercial de Kodak del Ecuador”, menciona la presentadora de televisión Carla Sala, sobre su primer empleo.

En esa época, señala, bailaba para el Instituto de Danza Raymond Mauge y la habían ascendido al cuerpo de Ballet de Guayaquil. “Lo que con mi mamá suponemos es que alguien me vio bailar y dio mi referencia a la productora”, dice.

Cuando Sala asistió al casting, pensó que no iba a ser escogida al ver que las otras aspirantes eran jóvenes de entre 18 y 19 años, recuerda. “Yo era la única niña. Pero mi mamá, quien siempre ha sido el eje de mi carrera, me dijo que estaba convencida de que me iban a elegir porque yo tenía las características que buscaban en la modelo: alguien que proyectara alegría y color”, sostiene.

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Sobre el casting, señala, “debía hacerlo con música y, claro, por mi formación y el aprendizaje que tenía, se me hizo mucho más fácil el dominio en escena, algo que las otras chicas no tenían”.

Aún tengo el jingle en mi mente, relata Sala sobre el diálogo que decía durante el comercial para el que fue contratada: “Ecuacolor, Ecuacolor es color y alegría en tu fotografía”, menciona.

La campaña publicitaria en la que participó Sala recorrió todo el país con imágenes del rostro de la también bailarina.

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“Además del comercial, me hicieron una sesión de fotos y mi rostro estaba en todas las tiendas del país. El comercial nos tomó un día de grabación (...). Recuerdo que tenía que bailar con un paraguas y moverlo al ritmo del jingle, sonreír y proyectar mucho color”, destaca.

Por su participación en la campaña, ella recibió un cheque de cincuenta mil sucres, que en ese tiempo, recalca, era una cantidad fuerte de dinero.

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“Cuando me dieron el cheque, lo primero que hice fue cambiar mi cuarto. Lo pinté, me compré un juego de mimbre. La cama, la cómoda, las repisas. Repisas adicionales para mis peluches. El escritorio también me lo compré de mimbre. Ah! También una mecedora”, indica.

Era tanta plata, enfatiza Sala, que “me acuerdo que le di dinero a mi mamá para la casa (...), me compré dos mudas de ropa y le mandé dinero a mi abuelo que vivía en Kansas, para que me comprara en EE.UU. los zapatos de punta que eran muy costosos y en Guayaquil no se conseguían con facilidad”, sostiene.

Sobre ella
Tiene un hija de 10 años. Se llama Carlita Bruno Sala.

Le gustan los animales y ha adoptado a cinco perros, una tortuga y un hámster.

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Sala, quien lleva 32 años en la televisión, ha trabajado en Ecuavisa, SITV (ahora Canal Uno). TC mi Canal, CableVisión y actualmente en RTS. Antes laboró en este canal como parte de ‘La Feria de la Alegría’.

Ha actuado en la telenovela Ángel o Demonio; 7 lunas y 7 serpientes y en El exitoso licenciado Cardoso.