AFP - REDACCIÓN
MADRID.- La Casa Real española parece no ver fin a las críticas tras la conmoción que causó en los últimos días el viaje del rey Juan Carlos a Botswana para participar de cacerías de elefantes. Una nueva chispa ha vuelto a encender las llamas de la polémica.

La prensa española y alemana informaron de un nuevo "escándalo", tras los rumores de una íntima relación entre el rey Juan Carlos, de 73 años, y la princesa alemana Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, de 46.

El tabloide alemán "Bild" publicó entre ayer y hoy varios artículos que reflejan la estrecha relación que se ha mantenido por años entre el representante de la monarquía de España y Corinna, quien se convirtió en sangre azul gracias a su segundo matrimonio, en el 2000, con el príncipe Casimir zu Sayn-Wittgenstein.

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Según otro diario -el italiano La Stampa-, Corinna está separada y "hace años que vive en Madrid con sus dos hijas. Es la aristócrata que acompaña al Rey en los viajes y hasta lo representa en el extranjero".

El diario español El Confidencial ya había adelantado el pasado lunes que la princesa organizaba safaris de cacería a África para multimillonarios.

"La princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga del Rey, organiza cacerías en África para nobles y multimillonarios a través de la empresa Boss&Company Sporting Agency, de la que llegó a ser consejera delegada, y que ofrece "únicamente los mejores disparos", revela El Confidencial.

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Agrega que "(Corinna) es una gran aficionada a la caza y la vela, dos pasiones que comparte con Don Juan Carlos" y que lo ha representado frente al príncipe Alwaleed bin Talal, quien posee una de las mayores fortunas de Arabia Saudí.

Asimismo, el diario español El País, publicó que fuentes oficiales aseguraron que, aunque el Rey mantendrá una mayor discresión con respecto a sus amistades, no renunciará a ellas, entra las que se incluye a Corinna Zu Sayn-Wittgenstein.

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Y señaló que Corinna también acompañaba al Monarca en la cacería de Botswana.

Casa Real tendrá que reforzar vínculos con sus súbditos
Los escándalos que han afectado a la monarquía española, llevando al Rey por primera vez a pedir perdón, han erosionado su imagen, que la institución tiene que recomponer para mantener expedito el camino de la sucesión, en un país donde la Familia Real ha dejado de ser tabú.

No ha habido mayor pronunciamiento de la Casa Real que el del pedido de perdón del Rey, al salir del hospital, tras su operación de cadera. Frente a esto, varios catedráticos consideran indispensable que la monarquía refuerce sus lazos con la sociedad española.

"Era necesario decir algo", asegura el historiador Angel Bahamonde, porque "la monarquía está, probablemente, en sus horas más bajas desde la muerte del general Franco (en 1975)", a los ojos de una opinión pública sobre la que reposa en buena parte la fortaleza de la institución, a través de la buena percepción de Don Juan Carlos.

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En España, "hay más Juancarlistas que monárquicos porque al Rey se le reconoce el prestigio de ser el motor de la transición política (de la dictadura a la democracia), explica Antonio Torres del Moral, catedrático de Derecho Constitucional y experto en la monarquía española.

"Ahora corresponde a la Casa Real decir: bueno, estamos aquí, esto ha sido un incidente, podemos seguir haciendo un servicio al país", dice el sociólogo Fermín Bouza, convencido de que la monarquía, si quiere perpetuarse, debe poner en marcha un plan para recuperar su imagen.