La imagen del Cristo del Consuelo recorrerá mañana las calles del suburbio guayaquileño recogiendo –por 53 años consecutivos– muestras de fe y los pedidos de cientos de miles de feligreses.

La imagen se ha convertido en una de las más emblemáticas a nivel nacional e internacional de las procesiones por Semana Santa, sin embargo, muy pocos conocen su origen, ni las situaciones que originaron que sea tan venerada.

Gloria Macías, una de las precursoras de la procesión del Cristo del Consuelo, desempolvó un pequeño folleto donde se cuenta esa historia, está entre sus pertenencias más preciadas, aunque no es necesario que lo lea, pues estuvo allí, el 15 de abril de 1960 cuando la imagen llegó a la calle Lizardo García y la A, cuando este sitio era puro manglar y agua. “Esto era una pampa, lo pusieron en lo alto y era la novedad”, recuerda doña Gloria, quien tenía 5 meses de embarazo en ese entonces.

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Con emoción rememora la historia del por qué su parroquia llegó a ser del Cristo del Consuelo y no el Señor de la Misericordia como se planeaba en la década del 60.

Luis Alvarado, hermano de Leticia Alvarado, colaboradora y amiga del padre Ángel María Canals, párroco de la iglesia en ese entonces, tuvo un papel importante. Luis Alvarado partió en marzo de 1959 a una gira por Europa para visitar los templos religiosos más importantes.

Su primera parada fue en Madrid, en el santuario del Inmaculado Corazón de María, donde una imagen del Cristo del Consuelo captó de inmediato su atención, tanto que consiguió estampas de la imagen para traerlas a Guayaquil, no obstante, la muerte lo sorprendió en su siguiente punto, Portugal, cuando descansaba en un hotel fue asesinado.

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Alvarado fue enterrado en ese país, pues no eran comunes las repatriaciones de cadáveres en ese entonces, pero, por la insistencia de su hermana, el padre Canals logró traer el cuerpo, por barco, a Guayaquil.

Para sorpresa de la familia de Alvarado, entre sus pertenencias se encontraron las estampas del Cristo del Consuelo, que fueron entregadas al padre Canals. Desde ese momento el Cristo del Consuelo sería el santo patrono de la parroquia. Canals encargó la hechura de una réplica de la imagen al maestro cuencano Julio Quispe por un valor de 5.000 sucres, sin embargo, este subcontrató a Julio Jimbo por 4.000 sucres. “Eso fue una anécdota graciosa, porque el primer maestro se ganó 1.000 sucres”, recuerda sonriente Macías.

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La imagen llegó a la urbe una semana antes de la primera procesión y desde allí ha acumulado en cada recorrido la esperanza de los guayaquileños.