Martha Gutiérrez, de 30 años, observa la parte posterior de una barra de cereal en los pasillos de un supermercado. Pregunto qué la hizo revisar la etiqueta y responde: “Si tiene grasa saturada no puedo comprarla, ¡estoy haciendo dieta!”.

La máster en nutrición humana Mae Moreno indica que todo alimento empacado debe tener una etiqueta nutricional que permita conocer la cantidad de cada elemento que lo constituye. Su colega Claudia Angarita indica que hay tres elementos principales que se deben tomar en cuenta a la hora de comprar un producto: el tamaño de la porción, la tabla nutricional y la lista de ingredientes. La primera determinará la cantidad del alimento sobre la que se provee la información nutricional, explica.

En la tabla nutricional se indicarán las calorías, grasas, colesterol, sodio, carbohidratos, azúcar, proteína y vitaminas del producto (ver ilustración), pero existen otros mensajes que son importantes. “Hay leyendas como ‘libre de grasa’ o ‘libre de colesterol’, que son útiles para cuando una persona está en dieta”, indica.

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Para Moreno, otra de las importancias que aporta la etiqueta nutricional al consumidor es la lista de ingredientes. “Cuando las personas sufren de alergias o intolerancia a ciertos componentes en general de un alimento, los ingredientes son los que determinan si el producto es o no consumible”, dice.

Al leer una tabla nutricional, es importante evitar las grasas saturadas y preferir las insaturadas, cuya diferencia es química, agrega, y explica: “Las grasas saturadas son de origen animal y están presentes en alimentos sólidos, como el queso, el jamón, la mantequilla o la manteca de cerdo. Las insaturadas, en cambio, son de origen vegetal y tienen textura líquida, como el aceite de oliva”.

El especialista en nutrición y dietética Pablo Núñez menciona al colesterol entre los elementos con los que se debe estar alerta a la hora de consumir un producto empacado. “No es recomendable consumir alimentos con colesterol porque el cuerpo lo produce y un exceso de este puede acarrear enfermedades como cálculos a la vesícula o afecciones cardiacas”, señala.

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Al respecto, Angarita señala que dentro de una dieta saludable se permite consumir entre 200 y 300 mg de colesterol al día, y agrega que este está presente en la yema del huevo, las carnes, los productos lácteos, vísceras y la mantequilla.

Otro elemento de la etiqueta nutricional con el que se debe tener cuidado es el sodio, que se encuentra en la sal. Moreno explica que la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) recomienda no más de dos gramos de sodio al día. “Una cucharita de sal contiene esa cantidad”, señala.

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El cuidado en la ingesta de cada elemento de un producto empacado debe tener como objetivo el equilibrio calórico, que es el porcentaje similar entre la ingesta de alimentos y el desgaste físico que realiza la persona, dice Angarita. El cardiólogo Ernesto Mena recomienda media hora mínima de ejercicio diario como base para mantener una actividad física estándar y una visita anual al nutricionista para determinar la forma de alimentación según el peso y medidas.