Se firmaron los dos primeros contratos con empresas de servicios petroleros para estabilizar y recuperar la producción en los antiguos campos de Petroproducción, los de mayores reservas.
Se trata de Shushufindi, otrora el de mayor producción; y Libertador, desarrollado por Petroecuador.
Quien lidera en ambos emprendimientos es la francoamericana Schlumberger, asociada con Tecpetrol de Argentina y con otras empresas en cada uno de los campos. El consorcio para Libertador incluye a Sertecpet, empresa petrolera nacional.
La primera operación de esta índole fue para Sacha, que se contrató con Pdvsa, mediante un consorcio, Río Napo, conformado por la empresa venezolana y Petroecuador.
Los resultados en Sacha no han sido satisfactorios. El Gobierno se dio cuenta de que si quiere resultados, debe recurrir a empresas líderes mundiales.
En los nuevos contratos prevalece lo pragmático sobre lo ideológico, que le valdrá la crítica de quienes creen que el beneficio económico para el Estado es menos importante que la pureza doctrinaria.
Por qué se firmó solo para dos contratos, desconocemos. Se supone que habría otros dos, para Auca y Cuyabeno.
La actividad de Petroproducción se reduce a la mínima expresión. Si bien el contrato es de servicios específicos y la responsabilidad es de Petroproducción, en la práctica las contratistas estarán a cargo. El contrato de servicios es la manera de darle la vuelta a una legislación petrolera que busca atarle las manos al Estado.
Schlumberger y sus socias deberán invertir 1.700 millones de dólares durante los siguientes 15 años.
Por parte del Estado, Petroamazonas continuará desarrollando los bloques que fueran operados por Occidental, Perenco y Petrobras, y el próximo año incorporará a la producción los campos descubiertos por esta última en el bloque 31.
Las contratistas que aceptaron firmar nuevos contratos, Andes Petroleum y PetroOriental, ambas chinas, y Repsol y AGIP, española e italiana respectivamente, se estima que este año invertirán para estabilizar su producción que ha venido en declive, e incorporarán otros campos en sus bloques, con lo que se espera incrementen su producción.
Todo esto apunta a un alza, aunque modesta, de la producción petrolera en 2013. Pero incremento en fin, luego que durante los 5 primeros años de Rafael Correa la producción ha caído 36 mil barriles diarios, en 6,8%.
En los 5 años anteriores, de Noboa, Gutiérrez y Palacio, la producción aumentó 129 mil barriles diarios, el 31,5%.
Pero todo esto se constriñe a explotar más eficientemente las reservas que se conocen, incluso incorporando pequeños campos distantes de la infraestructura que se han vuelto atractivos por el alto precio del crudo.
Pero no es encontrar y desarrollar nuevas reservas, que es lo que están haciendo Colombia y Perú. Incluso el nuevo crudo colombiano saldría al Pacífico por el OCP, que se encuentra casi vacío.
Para encontrar nuevas reservas, el Gobierno se apresta a sacar a concurso bloques en lo que sería un área poco explorada, el Suroriente.
La pregunta del millón es si habrá interesados, bajo la dura modalidad contractual vigente.
De no haber interesados, podríamos comenzar a fijar fecha para que el Ecuador deje de ser exportador de petróleo.