El 16 de diciembre de 2006, pocos días antes que el presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad haga su primera visita oficial al Ecuador, en Teherán se celebró una conferencia internacional dedicada a uno de los temas favoritos del líder iraní: la negación del Holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial. En la reunión estuvieron junto al canciller iraní algunos jerarcas del Ku Klux Klan como David Duke, fundador de la orden de los Caballeros de esa organización racista.

Un año atrás ya un diario municipal de Teherán había lanzado un concurso internacional de caricaturas para ridiculizar la muerte de los judíos. La tesis de Ahmadineyad, defendida en varios foros, es que la persecución y matanza de los judíos en manos de los criminales nazis es un invento de la “prensa corrupta” occidental y de los estudios cinematográficos de Hollywood.

En 2009, durante su segunda presidencia, el mandatario ecuatoriano hizo una visita a Irán. La revista New Yorker, en su edición de abril 13 de ese año, dio cuenta de las generosas palabras que tuvo nuestro mandatario para el presidente iraní al punto que lo llevaron a sonrojarse y a abrazar a su invitado: “No voy a perder a este amigo” dijo Ahmadineyad. Y así ha sido.

Desde entonces los lazos del Ecuador con Irán han crecido sustancialmente. Ciertamente no en lo económico o comercial, aunque en materia financiera hay canales abiertos, sino en lo que más le interesa a Irán: en la política exterior. En efecto, Ecuador ha devenido en uno de los aliados más fieles de la política internacional iraní. Así, por ejemplo, ha apoyado incansablemente a Irán en su estrategia de salvar a la dictadura de Siria –probablemente el último aliado de Ahmadineyad en el Medio Oriente– de su inevitable caída por la presión de las fuerzas democráticas de su pueblo. Dicho apoyo se ha expresado en la consistente votación del Ecuador en varios organismos internacionales.

Ecuador coincidió también con Irán en el apoyo al dictador Gadafi durante los cruciales meses en que su pueblo le dio fin al régimen. Pero probablemente en el área donde más apoyo ha recibido Irán del Ecuador ha sido en su programa nuclear. Ecuador y Cuba fueron los únicos países (contra 32) que se opusieron en noviembre del año pasado a una resolución de la Junta de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica que expresaba su preocupación por las actividades nucleares de Irán.

La reciente decisión de Irán de ordenar la muerte a piedrazos de una mujer acusada de adulterio provocó una reacción mundial de rechazo, excepto por parte de sus aliados incluyendo a Ecuador. Ninguna de las diputadas o diputados oficialistas alzaron su voz. En materia de persecución a periodistas y supresión de la libertad de expresión y opinión Irán ocupa el primer puesto en el mundo. Según el Committee for the Protection of Journalists Irán mantiene a 42 periodistas encarcelados. Seguramente Ahmadineyad se sentirá casi como en su casa cuando visite el Ecuador el próximo jueves.