En una clasificación de ‘pendejos’ coloca el diario oficial El Ciudadano a quienes considera opositores políticos del Gobierno de Rafael Correa, en una edición que identifica como ‘especial’ y que justifica en la ‘época de inocentes’.

Apoyándose en una canción del difunto Facundo Cabral, el medio vocero de Correa explica en letras pequeñas que una de las acepciones que la Real Academia de la Lengua da al término pendejo es ‘persona astuta o taimada’. No explica, en cambio que esa es la novena acepción señalada explícitamente como de uso común en Perú y que entre las ocho anteriores, algunas acordes al uso coloquial ecuatoriano, ‘pendejo’ equivale a ‘hombre cobarde y pusilánime’ u ‘hombre tonto, estúpido’.

Y con esa denominación identifica con fotografías al asambleísta Paco Moncayo, a quien le siguen sus colegas César Montúfar, Vicente Taiano; Enrique Herrería, Andrés Roche, Galo Lara y Gilmar Gutiérrez. Además a quienes antes lo apoyaban como Alberto Acosta, Gustavo Larrea, Betty Amores y Humberto Cholango.

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Aparecen también en la selección de “pendejos” del Gobierno el empresario Blasco Peñaherrera Solah, el analista económico Pablo Lucio Paredes y el expresidente de la República, Lucio Gutiérrez.

Aquel calificativo contra sus opositores es solo una parte del especial ‘Inocente’, de 16 páginas, que El Ciudadano publicita incluso en su web. “Guardando el decoro y sin el odio propagar, usted disfrutará de la lectura del Manual Antipendejos. Ahí se encuentra ya una decena de personajes políticos que en la Asamblea suelen desfilar”, dice la nota alusiva. Y agrega “Vestidos con trajes de intelectuales, pendejadas saben balbucear. Por eso y sin demorar se han juntado en un paquete para sus limitaciones disimular”.

Dice también que en el especial “se desnuda” a la prensa corrupta. Y muestran secciones en las que aparecen periodistas con apodos creados por los editores del especial, entre las que destacan ‘Michelada’ en alusión al comediante Carlos Michelena (frontal opositor a la consulta popular de mayo pasado). Y otra en la que identifican a los SIPtufos, como afines a lo que llaman Sociedad Interamericana de Perversos (en alusión a la Sociedad Interamericana de Prensa) y periodistas que han sido calificados así por el propio presidente Rafael Correa. “Otros que estarán como actores son Cinthya y algunito por ahí de Mamita Pega Duro (MPD). Parece que tanto les asusta la honradez de Rafael, que la Cinthya ya se junta con la ‘chusma’. Claro que después de algunos capítulos grabar a bañar en alcohol se irá”, dice El Ciudadano.

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“No se pierda los convocados por Emilio Rueda Palacio, un equipo que solo juega al ataque y están listos para el remate con más bestias salvajes”, ofrece el medio gubernamental, en alusión al periodista que exiliado en Miami ha sido sentenciado a tres años de prisión y el pago solidario de $ 30 millones en favor del presidente.

Aunque el especial no presenta datos específicos de su autoría, El Ciudadano como medio de comunicación es responsabilidad de la Secretaría Nacional de Comunicación, a cargo de Fernando Alvarado Espinel, se edita en Quito, bajo la dirección de Marco Antonio Bravo. Es impreso en Editogran S.A., cuyo principal ejecutivo es José Orús Guerra, empresa creada por el Gobierno para imprimir los diarios oficialistas El Telégrafo y PP, y revistas incautadas al grupo Isaías.

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La Constitución del 2008, promulgada en Montecristi, con el impulso mayoritario del gobierno de Correa, señala en su artículo 17 que “el Estado fomentará la pluralidad y la diversidad en la comunicación”. Y en el artículo 18 indica que todo ciudadano tiene derecho a “buscar, recibir, intercambiar, producir y difundir información veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin censura previa acerca de los hechos, acontecimientos y procesos de interés general, y con responsabilidad ulterior”. Este último punto, la responsabilidad sin fecha de caducidad de las afirmaciones que se hacen en un medio, ha sido uno de los principales objetivos a lograr por el oficialismo en el debate de la Ley de Comunicación.