Leer un libro es una de las formas más didácticas de aprender sobre diversos temas, de trasladarse –sin costo extra ni impuestos– a otros mundos, a otras eras.

De estos textos los hay tradicionales: esos de pasta de fábrica y hojas de papel; los electrónicos, conocidos como e-books, y también los hechos en las editoriales cartoneras.

En estos últimos, es su particularidad el uso del cartón como empaque y los artes hechos a mano que grafican la portada, su distintivo.

Publicidad

Esta metodología comenzó con fuerza en América Latina hace aproximadamente ocho años con Eloísa Cartonera, de Argentina.

Paulatinamente, se han ido desarrollando otras como Sarita Cartonera, de Perú; Yerba Mala Cartonera, de Bolivia; Matapalo Cartonera, de Ecuador, etcétera.

En Guayaquil, otros han seguido sus pasos: Camareta Cartonera y el colectivo artístico Dadaif Indie Art, que incluye en su grupo, desde hace cuatro meses, más o menos, esta actividad (aunque no son, como tal, una editorial).

Publicidad

En Quito, otro grupo artístico decidió lanzarse a contar sus historias en cartón: Murcielagario Kartonera.

“El punto es que la literatura sea universal”, explica Yanki Smith, quien dentro de Camareta está a cargo de revisar la estética del empaque.

Publicidad

Los once jóvenes que conforman este grupo elaboran sus libros teniendo como base una especie de estribillo literario de fondo: “todos laboramos con pasión, todos escribimos, todos trabajamos por amor a la literatura”, según asegura Amanda Pazmiño, otra integrante.

Marcos Negrete, director creativo de Dadaif Indie-art, dice que su primera obra como editorial se tituló Palabras carnívoras, una recopilación de poesía latinoamericana.

Los autores le dan a estas editoriales los derechos para publicar las obras. Luego viene el proceso de elaboración: cartón, pinturas y todos los materiales necesarios para dejar libre la imaginación.

En las portadas, por ejemplo, se puede pincelar con acrílico, témperas, marcadores y espray, pero este último no es favorable, ya que la tinta se escurre y el cartón tiende a inflarse.

Publicidad

En el trabajo artesanal viene luego el grapar o el coser las hojas, aunque la segunda opción suele ser más útil.

El nombre Camareta, cuenta Smith, llegó después de Los Desenchufados, porque aquel “sonaba a banda de rock, a otra cosa, pero no a una editorial”. Añade que el deseo de sus miembros es que sus libros “revienten” en los rostros del lector, que estos puedan sentir aquello de “y se hizo la literatura. Esa es la intención: impactar y gustar”.

Murcielagario Kartonera se aventuró como editorial desde marzo pasado. Los quiteños han publicado Guambra malcriado y Aullido Internacional y tienen, además, un proyecto radial con la Casa de la Cultura de Quito. “Queremos hacer ver que la literatura ecuatoriana no está dentro de un círculo o de un cafetín, está más allá, puede venir de la calle”, expresa Agustín Guambo, miembro de la cartonera. Él, junto con sus once compañeros, quiere demostrar que su trabajo es serio. “Es una forma de vivir”, añade.

Los de Camareta Cartonera ya tienen sus objetivos para el próximo año: seguirán publicando, terminarán el proceso para registrar su marca y le darán espacio a las historias dirigidas a los más pequeños.

Alguna vez, cuenta Pazmiño, alguien les dijo que el modus operandi de sus libros era algo infantil. Este comentario los hizo reflexionar y coincidieron en que, desde el punto de vista artístico, el colorido que le ponen al cartón podría despertar el interés de los niños. Mientras, su trabajo está en pie, es fuerte, aunque reconocen que no es muy rentable.

La manera de distribuir los ejemplares es también diferente a la que siguen los libros convencionales.

No están en las librerías, esperando a que los vayan a comprar. Salen al encuentro de los lectores, a través de diversas actividades.

La agrupación considera su labor como una alternativa ecológica que acompaña el placer ‘natural’ de la lectura. Como dice Smith: “Nada nunca en el mundo va a cambiar el placer de que tengas un libro, abrirlo, olerlo”.

Datos
La editorial guayaquileña Camareta Cartonera participará y venderá sus obras en el Festival Animación Chimba, que se desarrollará desde el 17 de diciembre.

Dadaif Indie-Art presentará dos nuevas obras el jueves, desde las 20:00, en el Manso Boutique Hostal, que está ubicado en Malecón 1406 y Aguirre. La entrada para la actividad será gratuita.