EFE
LA HABANA.- La letra de un popular reguetón cubano que fue nominado para unos premios de videoclips musicales ha desatado una viva polémica en la isla sobre un género que despierta pasiones entre muchos jóvenes pero también fuertes críticas de quienes lo consideran vulgar y vejatorio para las mujeres.

La canción de la discordia se titula "El chupi chupi", del reguetonero Osmani García, cuyo repetido estribillo dice: "Dame un chupi chupi, que yo lo disfruti/ abre la bocuti, tragátelo tuti", entre otras expresiones de contenido sexual.

El video de este tema, en el que Osmani García aparece acompañado de otros reguetoneros cubanos, fue nominado a los Premios Lucas de vídeoclip en varias categorías.

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La canción se ha difundido repetidamente en radio y televisión hasta que arreciaron críticas de destacados funcionarios y se avivó una polémica en la que entró incluso el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC, único), con un artículo titulado: "La vulgaridad en nuestra música: ¿una elección del "pueblo cubano?".

En esa nota, María Córdova, académica de Ciencias sobre Arte y de Musicología, critica que canciones como la citada ofenden por su machismo y "por disminuir la relación sexual al nivel de aquella que se abordaría con una pobre prostituta".

"La vulgaridad nunca ha sido la esencia de la música cubana y los ejemplos sobran", espeta Córdova, quien abre su extenso artículo (casi dos páginas de un diario que tiene ocho) expresando la "gran preocupación" que provocan obras musicales cuya calidad deja mucho que desear pero que alcanzan un "inexplicable grado de difusión".

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"No siempre que la música suena es arte, no necesariamente todo lo que suena musicalmente es válido desde el punto de vista artístico", opina esta académica.

Fuertes críticas
A primeros de mes, según recogen blogs oficialistas, el presidente del Instituto Cubano de la Música, Orlando Vistel, tachó de "horrible ejemplo" de chabacanería esa canción durante un conocido programa de la televisión cubana en el que también participó el ministro de Cultura, Abel Prieto.

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Vistel afirmó que el videoclip "se coló por una fisura" en los Premios Lucas, que se entregarán el 27 y 28 de noviembre.

El debate ha llegado incluso a los blogueros de la isla tanto oficialistas como críticos.

Entre estos últimos, la famosa Yoani Sánchez define la polémica canción como "un reguetón de corte lascivo", pero opina que "los gustos musicales no se cambian censurando".

"Si en Cuba toda la tele, los periódicos y la radio no fueran propiedad privada de un solo partido, existiría un espacio también para este tipo de producciones, aunque a mucho no nos gusten", considera Sánchez.

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La bloguera confía "en que algún día existirán canales desprovistos de ideología que, en el horario para adultos, presenten temas como éste (...). Levantarán polémica y generarán debate, pero ningún funcionario público podrá borrarlos de un plumazo".

El sentir en las calles
En la calle muchos desconocen la controversia que ha generado la canción de Osmani García, a quien los vendedores callejeros de películas y música pirateadas señalan como uno de los reguetoneros más populares del país y de mayor preferencia por parte de los jóvenes.

"El reguetón es lo que más vende. Ha avanzado tanto que ha dejado a un lado a la salsa cubana. Todos los días salen reguetoneros nuevos y a la juventud le gusta", explicó hoy a Efe Yadira, que tiene su puesto en una céntrica avenida habanera.

En una esquina de la calle Neptuno, en Centro Habana, Mario coincide en que el reguetón cubano es "lo que más se vende" y que el autor de "El chupi chupi" es uno de los cantantes más populares, aunque se apresura a aclarar que a él no le gusta el género.

Unas manzanas más allá otro vendedor se niega a hablar del reguetón: "Me parece la música más horrible del mundo. A los muchachitos y muchachitas como estas sí que les gusta", dice señalando a dos jóvenes que a su lado están al frente de otros puntos de venta de artículos variados.

Una de ellas, Tania, de 20 años, dice que el reguetón es la música que más le gusta, que la canción de "El chupi-chupi" es buena aunque ya está un poco "pasada" (antigua) y se asombra cuando conoce que ha levantado "ampollas" por su vulgaridad: a ella ni le molesta ni le parece vejatoria.