Guayaquil acaba de inaugurar una fuente que con luces y sonidos ofrece un extraordinario espectáculo, en el malecón del Salado. Tiene un muro de agua de 20 metros de altura y un surtidor en el centro de la fuente que llegará a 40 metros. Cuenta con 230 reflectores y 70 luces frontales, tres parlantes y un proyector de imágenes. En instalarla se trabajó seis meses y su costo es de tres millones ochocientos mil dólares.

Se espera que convoque diariamente a muchas personas que quieran gozar del espectáculo y que sirva como una atracción turística más, que contribuya a desarrollar esta actividad en la ciudad.

El alcalde ha dicho que “el turismo nos traerá, sin duda, más inversión, empleo y bienestar”, eso es cierto, pero también es verdad que el fomento del turismo requiere una actitud colectiva, de orgullo de la ciudad, de afán de cuidarla, de deseos de mostrar su identidad. Y, por supuesto, se necesita poder garantizar la seguridad y bienestar de los visitantes que deben ser recibidos con amabilidad y cortesía. Es pues, una tarea conjunta.