Gobernó España entre 1996 y el 2004. Dejó el poder sin poderlo heredar al candidato del derechista Partido Popular (PP) del que es uno de sus líderes, pese a un triunfo casi seguro, por los atentados terroristas en una estación de tren en Madrid, ocurrido pocos días antes de las elecciones. Inicialmente, él, como mandatario, atribuyó al grupo separatista vasco ETA la autoría de aquel hecho, luego admitió que Al Qaeda era el responsable, lo que evidenciaba una represalia por el apoyo del gobierno aznarista a la guerra contra Irak. Desde entonces, José María Aznar López ha dedicado parte de su tiempo a la difusión internacional de su ideario político a través de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) y, desde las filas de su partido, a intentar reconquistar el poder que, aparentemente, lograrían en noviembre, en las elecciones anticipadas por la crisis económica desatada en el gobierno del opositor Partido Socialista Obrero Español. Esta semana estuvo en el país y mantuvo un diálogo con este Diario.

En España surgió un movimiento ciudadano que, según sus líderes, no está contra un gobierno, un partido, sino contra la forma como los políticos hacen uso de la democracia. ¿Cómo toma usted este llamado de atención a la clase política que incluye a su partido?
Sin duda, la democracia española tiene cosas que mejorar y, sin duda, en la situación española, golpeada por una crisis muy dura, hay cosas que mejorar, pero es una democracia consolidada que tiene sus cauces. Lo que fue una cosa más o menos en la que hubo participaciones diversas, no es más que un movimiento marginal antisistema, vinculado a grupos de extrema izquierda; su representatividad no es importante en la vida española.

¿Califica de marginal al movimiento de los indignados?
Es extrema izquierda marginal antisistema.

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Más allá de la representatividad que tenga este movimiento, ¿qué correcciones haría el PP una vez que es el favorito para las elecciones de noviembre?
Primero es eso, que una democracia consolidada resuelve democráticamente sus problemas. Existen 5 millones de personas sin trabajo, por tanto, ocuparse de cambiar las políticas en el buen sentido, es importante. En 1996, cuando yo llegué (a la Presidencia) hasta el 2004, cuando salí, se crearon 5 millones de empleos. La herencia que recibimos es 5 millones de parados. Es muy distinta la política que provoca una cosa que provocar lo contrario. Hay motivos para el malestar, sí, pero lo que no hay motivos es para expresarlo fuera de los cauces establecidos democráticamente.

El PSOE obtuvo dos victorias seguidas, ¿no hay nada que rectificar en un gobierno del PP?
Yo no voy a hablar en nombre del PP, hablo en el mío propio. Pero tenemos una tarea reformadora muy importante: recuperar los consensos perdidos en la sociedad española, recuperar voluntades de objetivos comunes, acuerdos comunes, concordia en el país. Hacer un estado viable, unas profundas reformas económicas y sociales, fiscales, laborales, que hagan el sistema de bienestar viable en España, que en este momento no lo es.

En Iberoamérica, hace unos seis años se consolidó una línea de gobiernos de izquierda, algunos siguen el Socialismo del siglo XXI. El pueblo los reelige y algunos muestran cifras de crecimiento económico.
Creo que puede haber gobiernos de izquierda, de centroizquierda, lo que entra democráticamente dentro de la lógica, como puede ser el caso de Brasil o ahora el de Perú. Y otra cosa muy distinta es el Socialismo del siglo XXI, que es la cubanización de las sociedades, pues utiliza la democracia para vaciarlas democráticamente, para no hacer sociedades libres sino controladas. No creo, desde el punto de vista de la estabilidad, de lo que es un sistema democrático de libertades y de prosperidad económica y social, que ni Cuba ni Venezuela, ni Nicaragua ni Bolivia sean ejemplos de nada.

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¿Y Ecuador?
Ecuador creo que tiene unas singularidades que dependen fundamentalmente de su evolución. Yo no estoy aquí para intervenir en la política ecuatoriana, pero deseo que Ecuador no siga una senda equivocada de países que han demostrado por dónde no deben ir.

El Partido Popular ha sido muy claro en decir que la gran cantidad de migrantes, entre ellos miles de ecuatorianos, en los últimos años ha sido un problema, se la calificó como una avalancha. ¿Qué pueden esperar los ecuatorianos que viven en España de un gobierno Popular?
Es al revés, nosotros lo que hemos dicho siempre, y lo he promovido, es que la historia de la prosperidad de España no se puede escribir sin los inmigrantes, y en particular sin la aportación de los migrantes ecuatorianos. Téngase en cuenta que cuando llego al gobierno, en el 96, hay aproximadamente 300 mil inmigrantes en España, y cuando yo salgo del gobierno hay más de 3 millones. Es decir, la explosión de la inmigración en España se produce en esos años. La prosperidad de España no se puede construir sin la migración.

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Pero ¿se endurecerían las regulaciones?
No, no he escuchado en el Partido Popular que esté planteando en este momento otras fórmulas de política migratoria.

El movimiento de los indignados se extiende hacia otras partes del mundo. En Wall Street, por ejemplo, se protesta contra el corporativismo, contra un capitalismo que llaman excluyente.
Las sociedades no son perfectas, la sociedad americana no es perfecta, pero si hay una sociedad inclusiva en el mundo y no excluyente esa es la americana, que está formada, justamente, por la aportación de millones de migrantes de muchas partes del mundo. Que en este momento en la sociedad americana hay problemas, obviamente, y tiene una crisis económica y hay un fracaso de las políticas actuales importante, pero es un ejemplo de fortaleza y cohesión y resolverá sus problemas por esa vía.

Usted ha hablado de la importancia de la libertad de expresión, ¿qué tan difícil es para un político recibir críticas?
Es difícil recibirlas y aceptarlas. A veces hay críticas bien razonadas, justificadas, otras veces no, pero lo que es importante es tener un concepto general y es uno: la libertad de expresión y opinión es consustancial a la existencia de un sistema democrático, es decir, la libertad es indivisible. Primero, si usted ataca la libertad de expresión o de opinión está atacando las mismas esencias de una sociedad libre que acabarán el resto de las libertades. Segundo, las sociedades democráticas saludables saben que se deben basar en una cierta tensión, razonablemente llevada, entre distintos poderes de la sociedad. Las relaciones entre el poder político y el mediático siempre serán de tensión, pero eso tiene sus cauces de convivencia que son los que no hay que romper.

¿Llamar marginal al movimiento de los indignados no es descalificarlos?
¿Por qué le da tanta importancia a algo que no lo tiene (eleva el tono)? ... Lo que es importante es que en España hay 5 millones de parados, el 45% de gente joven sin empleo, pero eso no se va a resolver ocupando plazas sino haciendo políticas diferentes. No es cuestión de descalificar a nadie, es cuestión de calificarlo como lo que es, una cuestión puramente marginal. España no es Egipto, es una sociedad desarrollada, una democracia consolidada que forma parte de la Unión Europea y que en este momento tiene problemas como consecuencia de malas políticas.

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De ganar el PP, ¿cómo será la relación con Venezuela, luego de que el presidente Hugo Chávez, por ejemplo, lo ha llamado a usted fascista?
España debe apoyar las políticas que se refieren a más expansión de libertades y más competitividad económica, y Latinoamérica tiene una gran oportunidad. Por primera vez en mucho tiempo no ha caído en la crisis económica que los otros países del mundo. Hay muchos países que crecen, la estabilidad económica ha mejorado, pero hay excepciones, y Venezuela es una excepción. Chávez ha elegido el camino de la cubanización en lugar de la apertura y la prosperidad para su país. Los resultados son los que son y España no debe manifestar simpatías por dictaduras, ni por dictadores, ni por dictadorzuelos.

¿Qué tanto afectan para esa prosperidad, para el progreso, las amenazas a las libertades?
Es consustancial a la buena salud del sistema democrático. Sin libertad de expresión nadie puede decir que existe una democracia. Hay gente que entiende que democracia consiste en celebrar elecciones cada cierto tiempo, pero se pueden celebrar elecciones y hacer una sociedad cerrada o se pueden defender las libertades. Si usted cercena la libertad de expresión pues no existe un sistema democrático.

Se llega a pedir la cárcel por las opiniones en contra.
Usted puede tener problemas y hay regulaciones legales por alguna cuestión de información, pero no por opinión... Las opiniones son opiniones, otra cosa es que estén bien fundadas, mal fundadas, que acierten o no, pero son opiniones. Los delitos de opinión son propios de dictaduras.

Hablando de tolerancia, hace un tiempo en una universidad de Oviedo usted mostró el dedo medio a unos estudiantes que le gritaron y criticaron. Ese gesto, ¿qué significó?
Un saludo de cariño.

Perfil: José María Aznar López
EDAD
58 años.

PROFESIÓN
Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, 1975.

CARGOS ANTERIORES
Presidente de España 1996-2000 y 2000-2004.

FAMILIA
Casado y con tres hijos.

OTRAS ACTIVIDADES
Preside la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales.