El 8 de enero de 1988 es una fecha que cambió la historia de la familia Restrepo y marcó un hito en el acontecer político nacional. Santiago y Andrés Restrepo –de 17 y 14 años en su orden– desaparecieron sin dejar rastro. Un año después se descubrió que fueron torturados y sus cuerpos arrojados a la laguna de Yambo. Estas memorias, llenas de dolor de una familia entera, forman el argumento principal del documental Con mi corazón en Yambo, que hoy se estrena en las salas de cine a nivel nacional y que dirigió María Fernanda Restrepo Arismendi, hermana menor de ‘Santi’ y ‘Nene’, como llamaban cariñosamente a los jóvenes. La cineasta quiteña, quien recopiló durante cuatro años la información que presenta el largometraje, cuenta sus experiencias sobre este viaje de redescubrimiento en el que invita a no olvidar.

La vida de su familia se refleja en 2 horas y 15 minutos del largometraje, ¿qué significa Con mi corazón en Yambo para usted?
Esta no es solo una historia familiar, sino de todo un país. Un país que vivió y sintió la pérdida de dos niños como si fueran suyos, hace 23 años. Quiero que la gente abra su corazón y recuerde (...) No pueden volver a ocurrir actos de tortura y desaparición forzosa, hechos criminales, atropellos de ninguna índole de los derechos humanos. Que la gente no olvide es lo importante en esta historia.

¿De qué manera se narra el argumento en el documental?
El documental está narrado en dos niveles. El nivel personal entrecruzado por todo este archivo nacional y mediático. Es la historia de un país ubicando personajes, un poco más didáctico, investigativo, para aclararle a la gente cómo sucedió, qué pasó, quiénes estuvieron involucrados, cuáles eran los culpables. No podía quedarme solo en una historia personal.

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¿Revivió el suceso al recopilar la información del filme?
Sí, fue un proceso complejo porque mucho material que yo había recopilado lo veía por primera vez. Cuando todo ocurrió yo tenía 10 años. Mi papá logró que mi vida continúe, pese a que dentro de casa se vivía una situación de locura. Entonces, toparte con material, sí te sobrecoge y vuelves a revivir eso.

¿Aclaró sus dudas al reunir toda esta información?
Claro. Yo sabía lo valiente que eran mis papás, pero verlos en imágenes reclamando, exigiendo, mi mamá contra todo y contra todos, claro es un redescubrimiento. No los valoraba así. Mis papás realmente lucharon contra todo un estado de impunidad en esa época de silencios, de muros, de puertas cerradas y no se cansaron, no tenían miedo de nada. Eso sí te ayuda a revalorar las cosas y toman otra magnitud.

¿Cómo surgió el título del documental?
Yo no me lo inventé, sino que estaba en unos carteles con los que mis padres salían a la plaza cuando toda esta olla podrida se destapó y se supo que lanzaron los cuerpos de mis hermanos a la laguna de Yambo. Esa fue nuestra frase, nuestro corazón está en Yambo. No los encontramos, no hemos podido rescatarlos, pero nuestro corazón sigue allí, ligado, de pie, puesto como una estaca en medio de esa laguna, que es lo único que nos mantiene cerca de ellos.

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Y la ausencia de ellos, ¿cómo la ha vivido?
Eso es lo duro de esa historia y de mi historia, que la memoria es tan cruel que es capaz de dejarte sin esas anécdotas (...) Los hermanos son los cómplices, los que pelean contigo, los que te protegen al mismo tiempo. Son tus primeros amigos, que te los arranquen así, es muy duro porque yo ya no los recuerdo. De repente tu vida da un giro de 180 grados y siempre sueñas que están de vacaciones, pero llega un punto en que tienes que reconocer que no van a volver.

¿Cuál cree que será la reacción del público?
Va a tener muchas repercusiones positivas y negativas. No faltará el que nos ataque, pero siempre nos han atacado como familia, porque en estos casos tan dolorosos, de atropello a los derechos humanos, siempre las víctimas son culpables.

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Con esta ópera prima, ¿qué mensaje deja al espectador?
Quiero que esta historia la vivan y que la profundicen porque pudieron ser sus hijos. Simplemente que abran su corazón y que nunca más el olvido sea parte de sus vidas. La memoria es importante para no morir.

Más datos
El documental se está proyectando en DCP. Este es un sistema digital que guarda en una memoria la película.

La cineasta afirma que esta es la primera película hecha en Ecuador en DCP por el técnico Abel Menéndez. Afuera solo la hacen en Argentina, México y EE.UU.

Se editaron 150 casetes filmados y casi 200 de material de archivo. El largometraje permanecerá tres semanas en cartelera.

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La película se vendió a Ecuavisa y se transmitirá en este canal el próximo año.

Entre los reconocimientos que ha obtenido el filme figuran: Mejor guion en el festival Docbass (Argentina), Premio Nacional de Cine Augusto San Miguel (Ecuador), Vision Sudest (Suiza), Premio del público EDOC10 (Ecuador).

La película participará como ópera prima en el Festival Idfa, en Ámsterdam.