Tercer domingo de octubre del 2005. Bagdad, capital de Irak. 13:05. Unas 600 personas estaban en la cafetería asentada en la zona del Palacio de la República, antes el principal de Saddam Hussein, cuando sonó la alarma de ataque. El ambiente se alteró y todos intentaron protegerse debajo de las sillas y mesas de plástico. Del lado del río Tigris los insurgentes habían lanzado seis morteros: uno quedó en el techo de aluminio del local, otro cayó al costado y cuatro más en un área cercana. Pero ningún artefacto explotó.

La escena es una de las vivencias riesgosas que experimentó el ecuatoriano César Paz durante sus 22 años de servicio como agente especial del FBI (Federal Bureau of Investigation) de los Estados Unidos.

Paz, hoy asesor en seguridad, recuerda que al enterarse que ningún mortero había detonado, entendió que su “misión no había terminado todavía”, pese a los peligros a los que en muchas ocasiones estuvo expuesto. Terrorismo internacional, terrorismo doméstico, narcotráfico, lavado de dinero cuentan entre sus operaciones de inteligencia realizadas en el norte, centro, Sudamérica, el Caribe y el Oriente Medio.

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En el dedo anular de su mano derecha luce con orgullo el anillo que mandó a tallar con el medallón que recibió hace dos años cuando cumplió 20 años en el FBI. En el reverso está grabado su nombre y la fecha de su aniversario en la institución.

Tenía nueve años, confiesa, cuando ya soñaba con ser un agente secreto y luchar por la justicia inspirado en las series policiacas de televisión norteamericana como el Agente de Cipol y el FBI en acción, esta última protagonizada por Efrem Zimbalist Jr. Lo menciona Paz esbozando una sonrisa cuando rememora su niñez en Guayaquil, donde creció y estudió la secundaria en el colegio San José La Salle, donde fue cachiporrero por varios años en la banda de guerra (hoy banda de música) que ganó varios premios.

Tras terminar la secundaria como bachiller en la especialización Filosófico Sociales se dedicó por dos años (1980-1982) a servir en una misión en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en Quito. A los 22 años viajó a los Estados Unidos, donde se radicaban unos familiares. Tenía un conocimiento básico de inglés, pero la meta clara de que debía forjarse un futuro y triunfar. Ingresó a la Universidad de Utah a estudiar Artes. En el tercer año conoció a dos agentes federales, con quienes entabló una amistad. Ellos, recuerda, le dijeron que habían visto en él cualidades que debía explotarlas. “Mi sueño (de ser agente especial) despertó nuevamente en mí y decidí enviar solicitudes de trabajo a varias agencias, la primera que me respondió fue el servicio de migración”, señala.

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En enero de 1988 acudió a la entrevista de trabajo tras aprobar varios exámenes. Luego de cinco meses de entrenamiento en el Centro Federal de Entrenamiento, Brunswick, GA., ingresó como agente federal con servicio de inmigración. Paz refiere que alguien se dio cuenta de sus aptitudes y fue asignado ese mismo año como agente encubierto en un caso de tráfico de ilegales que se extendía desde el área de Estados Unidos y México hasta Brasil.

La investigación culminó con el desmantelamiento de una organización criminal. Ese fue su primer caso. Luego vendrían otras investigaciones en las que incluso su vida correría peligro. Rememora que cada vez que salía asignado a alguna misión, antes de partir, se paraba frente a su casa y la miraba como “si fuese la última vez”. Su apoyo en estos años, confiesa emocionado, han sido Dios, su madre Lucy, su esposa Ana e hijos.

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Hace tres semanas la Fiscalía General de la Nación de Estados Unidos le comunicó que había sido seleccionado como agente federal del año 2011, por los resultados exitosos de un caso de terrorismo doméstico que resolvió desde el 2006 al 2009. “Ganamos el juicio, se recuperaron millones de dólares, incluso se recuperaron monedas de oro”, expresa satisfecho.

En Ecuador, ya jubilado del FBI, planea con su socio Francisco Quiroz, dueño de la empresa Iguana Blanca y excompañero de La Salle, dictar una serie de conferencias para trasmitir a jóvenes y adultos sus experiencias como un ecuatoriano en otro país. “Si yo lo hice otros ecuatorianos lo pueden cumplir, hay que tener metas fijas, proponérselo y lograrlos. No solo en el área investigativa sino en todos los ámbitos se puede cosechar éxito si te fijas una meta, porque los sueños sí se pueden cumplir”.

Perfil: César Paz
Edad
52 años

Profesión
Ex agente especial del FBI por 22 años y actual asesor de seguridad.

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Educación
Bachiller de Artes de la Universidad de Utah, (1986); (posgrado) Servicio de Inmigración & Naturalización de EE.UU. y Centro Federal de Entrenamiento, Brunswick, (1987); graduado de la academia del FBI, Quantico, Virginia, abril de 1989.

Gobiernos
Trabajó en las administraciones de los presidentes de EE.UU.: George Bush (padre), Bill Clinton, George Bush (hijo) y Barak Obama (un año).

Textual: Lo que dijo
César Paz
Exagente especial del FBI
“Los sueños se pueden cumplir si te fijas metas altas pero alcanzables y trabajas duro hasta conseguirlo”.