Estas son unas pocas escenas públicas y notorias que están menguando la razón en el Ecuador de hoy: la justicia intervenida con descaro y desviada sin vergüenza; los medios de comunicación estatales convertidos en agencias gubernamentales; el travestismo ideológico como factor para representar al país; la Función Legislativa destinada a colmar el deseo presidencial; la publicidad oficial considerada como el máximo producto intelectual al que puede aspirar el Gobierno; el poder constituido como el gran perseguidor... Es la realidad patas arriba que cuestionó Eduardo Galeano, pero esta vez con un fraudulento letrero de izquierda socialista.