“El modelo actual solo contribuye a garantizar un Chile desigual”, dijo Camila Vallejo, la líder del movimiento estudiantil que ha sacudido a Chile durante los últimos meses. Camila, de 24 años, es militante del Partido Comunista y presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Aunque este movimiento enfoca sus demandas en el ámbito de la educación, su agenda y su manera de exigirlas van más allá, constituyen un cuestionamiento al modelo chileno de un Estado limitado y una democracia representativa.

Axel Kaiser, investigador del Instituto Democracia y Mercado, asevera que a pesar del progreso económico, el descontento de aquellos que protestan tiene que ver con “el avance de la ideología progresista en el país”.

Pero consideremos solamente el sistema educativo y la supuesta desigualdad que dicho sistema perpetúa. Al sistema de educación superior en 1957 tenían acceso 20 mil estudiantes, lo que corresponde a una cobertura de 3,5%. En 2009 la realidad era totalmente distinta: 800 mil estudiantes estaban matriculados en una universidad, lo que corresponde a una cobertura superior al 40%. De estos 800 mil estudiantes matriculados, 70% constituyen la primera generación de sus familias en lograr ese nivel de estudios y 78% asistían a instituciones privadas. Sin un rol protagónico del Estado y sin la gratuidad, cosas que demanda el movimiento estudiantil, se obtuvo un incremento considerable en la cobertura.

En la prueba internacional de evaluación de estudiantes de 2009, PISA, la cual muestra el puntaje promedio obtenido por estudiantes de 15 años en comprensión de lectura, matemáticas y ciencias, Chile obtiene el puntaje más alto de los países latinoamericanos incluidos en la prueba (mejor que Uruguay, México, Colombia, Brasil o Argentina, entre otros).

En cuanto a si es mejor la educación pública que la privada o si es malo que hayan instituciones con fines de lucro dentro del sistema educativo, en el sistema chileno se les ha permitido a los padres la libertad para elegir entre estos distintos tipos de instituciones. Durante la última década alrededor de medio millón de estudiantes chilenos han abandonado los colegios municipales (públicos) y se cambiaron a colegios privados subvencionados por el Estado o pagados.

Sobre la desigualdad supuestamente perpetuada por el sistema educativo, el economista Claudio Sapelli de la Universidad Católica de Chile ha hecho un análisis por generación de la desigualdad y llega a conclusiones totalmente distintas. Si la generación de entre 55-64 años de edad registra un 39% de personas con educación secundaria, la generación de entre 25-34 años alcanza el 85%, superando incluso el promedio de los países de la OCDE. Sapelli también muestra que esta diferencia entre generaciones se aplica a la distribución del ingreso, la cual es mucho más equitativa en las generaciones más jóvenes.

Muchos creen que el sistema educativo, con todos sus defectos, ha sido la gran fuerza igualitaria que ha resultado en que el futuro de los jóvenes en su país cada vez dependa menos del estrato social de sus padres y más de su educación. Sería una pena eliminar un sistema que ha funcionado en lugar de aprovechar la oportunidad de mejorarlo.