La idea nace en el 2004 por parte de un grupo de arquitectos preocupados por el poco uso que se les da a los pasos peatonales y elevados en Guayaquil.

Los arquitectos Roberto Valarezo e Ileana López, mediante un convenio firmado con la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y la Municipalidad de la ciudad pudieron empezar ese año la construcción, demoró su gestión por la firma de los convenios con ambas instituciones.

López explica que uno de los beneficios del lugar “es que es una oportunidad para los estudiantes de crear su microempresa, lo único que se les pide es que tengan todo (la documentación) en regla”.

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El paso peatonal tiene dos ascensores y en total, 49 locales, entre los que destacan farmacia, patios de comida, boutiques, perfumería, local de venta de películas y librería. Los espacios tienen 1x 3 m de profundidad, y están disponibles para todo público, no solo para los estudiantes.

La creación de este lugar tiene como principal objetivo, según López, dignificar al peatón, quien está olvidado en la ciudad, “se trata de construir estos espacios donde el tráfico es un caos, para reducir accidentes y evitar congestionamiento de vehículos y aglomeración de estudiantes”, añade.

Jean Quila, diseñador de interiores de seis locales, entre estos una perfumería, venta de películas y una pequeña librería, comenta que la creación de los espacios depende de lo que quiera el cliente. “Se puede gastar de $ 2.000 a $ 4.000 por espacio”.

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En la obra trabajaron unas 100 personas, entre obreros y arquitectos. El paso elevado tiene un área total de 1.151 metros cuadrados. Los horarios de atención serán los lunes a viernes, de 08:30 a 21:00; los sábados de 08:00 a 19:30; y los domingos de 08:00 a 18:00.

El tema de seguridad está siendo resuelto con una empresa privada, por el momento tres personas resguardarán el sitio en periodos de 12 horas cada grupo.

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Lissette Cañizares, alumna de Ingeniería en Turismo, de 23 años, felicita la labor por parte del Municipio y la universidad. “Es una gran oportunidad para crecer como institución y para ayudar a los estudiantes que quieren tener su microempresa”.

Ileana López espera que este sea el principio de una serie de construcciones, “porque toda urbe necesita de estos lugares, tan necesarios para el ciudadano”.

Carmen Mendoza, de 23 años y estudiante de Turismo, comenta lo beneficioso de la obra. “Va a ayudar a muchos jóvenes a emprender en negocios y la universidad como tal crece en infraestructura” dice esta chica que espera con curiosidad la inauguración del demorado paso elevado para ver los locales comerciales y la atención que se les de a los estudiantes.

13 mil
Estudiantes tiene la universidad católica y podrán disfrutar del paso elevado peatonal.

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“Me gusta ver a la universidad cada día más grande, a más de ser una gran oportunidad para los jóvenes empresarios”.
Lissette Cañizares
Alumna