No tuvo necesidad de viajar. El Consulado en Madrid le recibió la carpeta el 3 de febrero y, aunque en ese momento ya se desempeñaba como embajador de Ecuador en España como parte de la cuota política del Gobierno y no por carrera diplomática, la Comisión de Selección aceptó su participación. Según sus integrantes, no existía ningún pronunciamiento de la Contraloría sobre un conflicto de intereses con el Estado.