La categoría de “único” con el que nació el Museo Municipal Remigio Crespo Toral, se mantiene: si desde el 6 de marzo de 1947 se constituía como el único museo público de Cuenca –como dice la escueta presentación en el portal web de la Municipalidad, que no pasa de ser un copia y pega de una nota periodística–, para hoy es el único museo que no presta servicio alguno. Y eso, en una ciudad declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad, es una afrenta.
Porque el problema no es solamente que el museo municipal de la Atenas del Ecuador haya hecho noticia en la comarca por la desaparición de parte de su patrimonio (nadie sabe dónde está la placa conmemorativa original de la visita, en 1737, de la Misión Geodésica Francesa, por ejemplo) sino que literalmente se cae a pedazos en las narices de unos administradores que se pierden bajo montones de papeles de una tramitología burocrática a la que llaman “gestión”.
El actual museo fue, en su momento, la residencia del cuencano Remigio Crespo Toral, destacado poeta de la primera mitad del siglo XX. Inicialmente fue creado con ese nombre por el Concejo Municipal, mediante ordenanza, en 1947, y se instaló en un inmueble del Centro Histórico con un patrimonio integrado por colecciones particulares donadas y vendidas.
Hasta que llegó a la residencia del poeta con sus 69 libros de cabildos coloniales; el acta de fundación española de la ciudad; 700 piezas de arte colonial –tallas en madera y cuadros de los siglos VII al XIX– 18.000 piezas arqueológicas; el atuendo que utilizó el piloto italiano Elia Liut el 4 de noviembre de 1920, durante el primer vuelo trasandino entre Guayaquil y Cuenca...
La vivienda fue adquirida, por un precio simbólico, en 1983, y desde aquel año nunca ha podido mostrar todos sus bienes por constantes y tibios “planes de restauración” que se han emprendido en diferentes administraciones municipales.
Y en medio de la emergencia cultural que vive el país –no se la puede llamar de otra manera, a pesar de los miles de dólares que se han destinado para intervenciones– uno de los mayores referentes históricos y culturales de la ciudad se desmorona tras cada aguacero de junio.
Hace tres semanas, una granizada echó al suelo una losa. Una pinta más al permanente abandono que muestra el local, con piezas por el suelo, paredes cuarteadas, latones amenazados, puertas deterioradas. Así está el “único” museo público de la ciudad.
Y para que se entienda y se participe con conciencia en la tarea urgente de rescatar este bien patrimonial de la ciudad, el Programa Cátedra Abierta de Historia de Cuenca y su Región, de la Universidad de Cuenca, ha fomentado un debate público sobre el estado del Remigio Crespo Toral, y ha denunciado en solitario, con testimonios gráficos, la situación arquitectónica y del patrimonio del lugar.
El debate es público a través del blog www.cuencaysuregion.blogspot.com y convoca a formar opinión pública sobre un tema que nos incumbe. El objetivo final de este espacio es lograr que los custodios del mayor tesoro cultural de la ciudad, entiendan que a ellos también les debe incumbir.