Son animales amenazados o en peligro de extinción, protegidos por leyes, decretos, planes o programas; pero para quienes los buscan como mascota o adorno, conseguirlos no es difícil. En las calles o mercados del país la oferta está a la vista de todos. “Veinticinco dólares el lorito; si quiere la parejita, le dejo en 35 los dos”, dice un hombre mientras despliega las alas con un amarillo y azul intenso de la pequeña lora guacamaya de tres meses de edad.