Un corte de 6 centímetros de profundidad en el cuello era la herida más evidente y la que provocó la muerte de María Gabriela De Janón, de 26 años. A pocos metros yacía el cuerpo de su hija de 6 años, quien falleció por asfixia.

Ambos crímenes se registraron el martes 8 de marzo en la casa de ambas, en Samanes 4, en el norte de Guayaquil.

Jonathan Camilo López Cadena, esposo y padre de las víctimas, confesó su responsabilidad en las muertes y admitió que también intentó matar a su otro hijo de 3 años.

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El detenido alega que cometió el crimen porque tiene problemas psicológicos. Familiares de las fallecidas rechazan esta versión y aducen que con esto busca evitar la condena.

Cuatro días después, Liliana Solange Terán Luna fue encontrada sin vida en el baño de su domicilio, en el Guasmo sur, cooperativa Miami Beach. Recibió más de diez puñaladas.

Familiares de la occisa responsabilizan de su muerte al conviviente y padre de su hijo de 4 años, John Ladines Zamora, alias Diego. Precisamente de quien Terán estaba separada desde hace cuatro meses por las agresiones que, aseguran, sufrió durante seis años.

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Estos hechos son parte de los diez asesinatos (premeditados) y cuatro homicidios denunciados en la ciudad, según un informe del Observatorio de Seguridad Ciudadana de Guayaquil (OSCG), del 1 de enero al 13 de marzo, y que registró la Fiscalía como delitos producto de la violencia intrafamiliar.

El análisis detalla que 166 denuncias derivaron en intimidación y amenazas, y que por lesiones y heridas acumulan 84.

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En la última cifra está el caso de Carola, una mujer de 26 años que llegó a la Fiscalía el martes pasado cubriendo su cabeza con una gorra porque al parecer su conviviente, Carlos, de 27 años, le cortó el cabello y rasuró por intentar abandonarlo.

Asimismo, Rocío, de 40 años, con un moretón en el rostro se acercó a la Comisaría Cuarta de la Mujer y Familia para denunciar a su esposo, Freddy, quien la había agredido por pedirle dinero para la comida.

Ella dice que hace 22 años está casada con el acusado y que después de cuatro años él empezó a agredirla sin motivos.

Casos como este también se registran en la Comisaría Segunda, que al momento acumula 1.300 denuncias por hechos de violencia intrafamiliar.

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“El año pasado llegamos a las 8.208 y en este año en solo dos meses llevamos 1.300 denuncias, lo que significa que tenemos un incremento del 40% de casos”, indica Ernesto Lenin Sánchez, comisario segundo.

Mientras que la comisaria primera Yesenia Mogrovejo Pincay señala que recibe a diario de 15 a 20 denuncias de mujeres que han sido agredidas físicamente por sus convivientes o cónyuges.

Ambos funcionarios coinciden en que el problema de violencia se debe a la falta de comunicación en la pareja, educación, escasa cultura y al consumo de alcohol y drogas.

“En el hogar ya no se enseña el respeto, se está enseñando la envidia, la competencia”, expresa Sánchez.

Mogrovejo indica que estos problemas no solo se dan en hogares de bajos recursos económicos sino en todo estrato social, y cita como ejemplo el caso de María Gabriela que era diseñadora gráfica y su esposo economista, quien ya tenía como antecedente una agresión y luego causó un doble crimen.

Agrega que las más afectadas son las mujeres, pues según los datos estadísticos del OCSG, el 88% de ellas son agredidas, mientras que el 11,45%, se anota, corresponde a los hombres que también son víctimas.

Otro de los problemas que manifiestan ambos comisarios es que las afectadas solo ponen la denuncia por obtener una boleta de auxilio y luego desisten del proceso.

“Solo del 20% al 30% de las denunciantes continúan el proceso, el resto se archiva por varias razones. Aquí me vienen a decir que aman a su esposo, que solo quieren una boleta para que ellos (esposos) se sientan amenazados y no las agregan, o porque en muchos casos las amenazan de muerte”, cuenta Mogrovejo.

Señala que uno de los casos que más recuerda es la de una mujer que fue agredida por su esposo con un machete y luego de seis meses regresó y la volvió a golpear cuando ella ya tenía una boleta de auxilio, pero no continuó con el proceso.

“Algunas llegan incluso a justificar la acción del agresor. Dicen que por culpa de ella el esposo reacciona así, cuando la violencia no se justifica por ningún aspecto”, reitera Sánchez.

La fiscal Quinta de la Unidad de Violencia Sexual e Intrafamilar, Diana Cueva, manifiesta que tampoco en su despacho las afectadas continúan el proceso, pese a las medidas cautelares que ofrece la Ley en el artículo 160 del Código de Procedimiento Penal.

“Ven al marido preso y les da pena, en dos audiencias de juzgamiento me ha pasado lo mismo y si en un año no está el testimonio de la afectada, el caso se archiva”, asegura la fiscal.

Explica que a su despacho llegan denuncias por el delito de lesiones cuando la mujer presenta una incapacidad física por más de tres días.

Sanciones y penas
La comisaria primera de la Mujer y Familia, Yesenia Mogrovejo, dice que la sanción para la persona que agrede a su pareja físicamente y psicológicamente es de 5 a 30 días de prisión por la contravención y además deben pagar una multa de 14 a 28 dólares.

La fiscal Diana Cueva explica que si hay violencia física y si las lesiones son de tres a cuatro días de tratamiento, es penado con prisión de uno a tres meses, pero si las lesiones van de 8 a 30 días, pueden ser sancionados de 6 a 8 meses de prisión.

El artículo 452 del Código Penal del Ecuador señala que los que maten a su padre o madre, o a cualquier otro ascendiente como a un hijo o a su cónyuge, serán reprimidos con una pena mayor extraordinaria de 16 a 25 años de reclusión.

Textual: Protección
Roberto Cuero
Gobernador del Guayas
“No podemos poner un policía en cada hogar porque eso no va a solucionar el problema de la violencia”.