Sin controles sanitarios, en el sur del país se faena, transporta y comercializa carne de burro. Esta realidad quedó en evidencia la tarde del pasado miércoles, cuando la Policía Judicial del Azuay detuvo, en el sector de las antenas de Turi, al oeste de Cuenca, una camioneta que transportaba supuestamente unos diez burros faenados.

Luzmila Lanchi apareció casi de inmediato para reclamar por el automotor y se identificó como propietaria del lugar donde se despostaban los animales, ubicado en el sector de San Miguel del Valle. Allí dijo que el destino de la carne era Loja, para su venta informal.

La mujer aseguró que los lojanos le hacen pedidos del producto cada quince días. Los animales son transportados vivos de Riobamba y Santo Domingo a Cuenca. Pero Lanchi no fue detenida, sí el conductor del vehículo y dos acompañantes, pero solo por aproximadamente horas. La carne fue decomisada, “por ser transportada en condiciones insalubres”, según los policías del operativo.

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El director de Salud del Azuay, Julio Molina, afirmó ayer que hoy se entregará un informe sobre este caso.

En Loja, el consumo de la carne de burro es evidente, aunque de manera informal. Un funcionario del centro de salud de Catamayo, en cuyo mercado se oferta el producto, aseguró que hay unas tres personas que venden en el mercado, pero que burlan los controles. El consumo de esta carne, es sobre todo, por razones medicinales, pues se dice que cura el asma y enfermedades bronquiales. En Loja el burro es escaso.