Los que conocieron a Ileana Espinel Cedeño, quien murió hace una década –el 21 de febrero del 2001–, la describieron como una mujer soñadora, existencialista, valiosa, fuerte y con una ironía inteligente en sus composiciones líricas.

Ella, Ileana, “de la mano de la poesía se convirtió en una de las principales figuras literarias de nuestro país, en el que conquistó espacios culturales y de opinión en una época muy dura para su género”, coincidió en reiteradas ocasiones gente vinculada con la literatura.

A los 23 años se la nombró miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, cuando solo eran parte de ella hombres con canas y trayectoria literaria. Colaboradora de diarios y revistas a nivel nacional e internacional, su periodismo cultural se caracterizó por ser idóneo, suscitador y destinado a la integración de la cultura universal.

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Fue redactora de este rotativo y de diarios como El Telégrafo y La Nación, así como las revistas Nivel y Poesía, de México y Venezuela, respectivamente, en los cuales durante su gestión buscó ampliar los espacios para la difusión cultural y apoyo para los artistas ecuatorianos.

Su extensa bibliografía incluyó Piezas líricas, La estatua luminosa, Poemas escogidos, Triángulo, Arpa salobre, Antología ecuatoriana, Generación huracanada, Diríase que canto, Tan solo 13, Poemas de Ileana Espinel Cedeño y Solo la isla. Sus poemas fueron traducidos al inglés por Helen Wolh Paterson, al portugués por Ilka Sanches, al francés por Henri de Lescoet y Marcel Hennard, al italiano por Gino Rovida y Vicenso Josía y al griego por Olga Papastamou.

También integró la generación que incluye a valores como Fernando Cazón Vera, David Ledesma, Alfonso Barrera, Francisco Pérez Febres-Cordero e Ignacio Carvallo.

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Su nombre y obra constan en importantes antologías realizadas en el país y el exterior; ofreció recitales en diferentes ciudades de América y, asimismo, conferencias magistrales en torno a temas de la literatura universal.

Fundadora (en 1954) del Club 7, una agrupación de siete jóvenes poetas, fue además concejala principal del cantón Guayaquil (1967-1970), miembro de la Casa de la Cultura del Guayas, Ateneo Ecuatoriano de Quito, Círculo de Periodistas del Guayas, entre otras instituciones.

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Recibió la condecoración Al Mérito Cultural de Primera Clase por parte del Ministerio de Educación y Al Mérito Literario del Municipio porteño.

Nació el 31 de octubre de 1931 en el hogar formado por Jorge Espinel Barreiro y Bertha Cedeño de Espinel, fallecidos. Fueron sus hermanos Raquel (+) y Gonzalo Espinel Cedeño, y sus primos los Hidalgo Andrade, Mármol Espinel, Cedeño Cedeño, Cedeño Espinoza y Del Pozo Serrano.

Sonia Manzano, otra poetisa, la define precisamente como una mujer con una ironía inteligente a la hora de componer, y como una “existencialista cerebral” preocupada por una incesante difusión de la cultura.