Por Jorge Barraza (jbarraza@sinectis.com.ar)
.- Un calvo juez brasileño Heber Lopes tocó pito y ordenó "¡Jueguen! El balón rodó de nuevo y el continente se animó otra vez con una tradición a la que nadie escapa: la Copa Libertadores de América. Ese feliz bullicio futbolero entró en su edición número 52. Que puede ser mejor o peor que otras en calidad técnica (finalmente nos entusiasmamos con lo que hay), pero que no variará en su característica esencial: será apasionante como las 51 anteriores. Es una tradición tan fuerte que la pelota casi es una excusa para movilizar a millones de fieles.