Por Jorge Barraza (jbarraza@sinectis.com.ar)
.- Que el Balón de Oro 2010 concedido a Messi haya generado sorpresa, en algunos casos perplejidad o polémica es, como mínimo, insólito. O absurdo. Entregar el premio de mejor futbolista del mundo justamente al mejor del mundo nunca puede causar estupor ni asombro. Menos, indignación (en España).