QUITO
.- "Nunca pensé que algo tan normal como subirse a un taxi en la calle me cambiaría la vida. Al recordar lo que pasó me aterro y espero que algún día atrapen a los desalmados que me condenaron a lo indecible", cuenta Lucy (nombre protegido), a quien en un secuestro express no solo le robaron dinero sino también su cuerpo.