Para comenzar
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Con la intercesión de la Santísima Virgen María, de su esposo San José y de nuestros ángeles de la Guarda, vamos a meditar en la presencia de Dios lo que pasó en los días anteriores al nacimiento del Niño Jesús.

Que el Espíritu Santo nos ilumine y nos fortalezca para que esta novena de Navidad, con su propósito de mejora diario, nos haga parecernos un poco más a la Sagrada Familia.

Día Primero (Reflexión)
Cuando va a nacer un niño hay que prepararle la ropa y la cuna.

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Como San José era carpintero, fabricó la cuna más bonita, con la mejor madera que tenía, para el Niño Dios.

La Virgen María, alternando con los trabajos de la casa, pasó mucho tiempo tejiendo y bordando los pañales y vestidos. Poniendo siempre en todo lo que hacía el inmenso cariño que tenía a su hijo.

Todos los hombres tenemos que trabajar porque Dios ha querido que nos ganemos la vida y ayudemos a que los demás sean felices. El principal trabajo de los niños es estudiar y hacer los deberes. Cuando trabajamos o estudiamos pensando en agradar a Jesús, a Dios le gusta mucho. Pero nuestro trabajo debe estar bien hecho.

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Si lo dejamos para última hora, cuando ya no hay tiempo, o si está hecho de cualquier manera por nuestra culpa, no se lo podemos ofrecer a Dios, porque sería como un insulto.

El regalo de este primer día de la novena para el Niño Dios será trabajar o estudiar con más empeño, como lo hicieron la Virgen María y San José.

Para terminar
Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria. Después repiten todos juntos tres veces: Jesús, José y María. Os doy el corazón y el alma mía.

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Villancico