Claveles y rosas/ la cuna adornad/ en tanto que un ángel/ meciéndola está... Así empieza la primera estrofa de Claveles y rosas, villancico que consta entre los tradicionales del Ecuador. Se escuchan desde hace varias décadas. “Recuerdo casi cinco”, dice Lucila (Chafita) Feraud, en alusión a que este tema constó en el disco que Los Pibes Trujillo, un dúo adolescente, grabaron con temas que retrataban en sus letras el nacimiento del Niño Jesús.

Agrega que sucedió a inicios de la década del sesenta y en los estudios de Fediscos, la empresa discográfica que gerenciaba su padre, Fausto Feraud. El disco de vinilo se tituló Los Pibes Trujillo cantan Dulce Jesús mío... otros villancicos tradicionales del Ecuador y sus intérpretes eran ecuatorianos, así como los compositores de las diez canciones que constaron en el LP.

Nueve le son atribuidas al lojano Salvador Bustamante Celi (1876-1935), cuya producción musical incluyó pasillos, yaravíes y marchas. En el disco se señala que además de Claveles y rosas a Bustamante le pertenecen los villancicos Ya viene el Niñito, Entre paja y el heno, Duerme Niño, Lindo Niño, No sé Niño hermoso, Dulce Jesús mío y Niño si el amor.

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El décimo villancico del álbum es Desde el alto cielo y figura como compositor el otavaleño Guillermo Garzón (1902-1975), y en los arreglos y dirección, el músico ambateño no vidente Segundo Bautista.

El dúo empezó a cantar en la radio riobambeña El Prado, refiere el historiador Hugo Delgado Cepeda, mientras que Feraud recuerda que su padre los contactó para producir el disco. “De Los Pibes Trujillo (pibes, por pequeños) no supimos más. Vivían en Quito”, anota.

Ecuador posee una abundante producción de villancicos y canciones de Navidad, muchos atribuidos a autores extranjeros o anónimos, aunque la realidad es que el listado de compositores ecuatorianos dedicados a perennizar en letra y música el nacimiento de Jesús es extenso. Además de Bustamante, Garzón y Bautista figuran, entre otros, Hermenegildo Rodríguez Parra, José Nicolás Rodríguez, José Vanegas, Segundo Cueva y Segundo Moreno.

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Con ellos, sacerdotes como Hernán Pinzón, John Macías, Medardo Ángel Mora y Hugo Vázquez Almazán, quien pastoreó en Guayaquil y falleció en abril del 2008. Él compuso unos 36 villancicos, en la mayoría de los cuales Ecuador, sus regiones y ciudades eran escenario de la natividad del Hijo de Dios. Por ejemplo, La Nochebuena en San Miguel de Bolívar, Navidad en La Chala, Navidad quiteña y Canción de cuna andina.

Pero ¿cuál es el origen de los villancicos y cómo llegaron al país? Unos fueron transmitidos de padres a hijos y se convirtieron en parte de nuestra tradición oral, coinciden los compositores y músicos Schubert Ganchozo y Jorge Luis Bohórquez, y la cantautora Margarita Laso.

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Ganchozo sostiene que el villancico se remonta al religioso San Francisco de Asís (1182-1226), quien como parte de la celebración de Navidad recreó el nacimiento del Niño Jesús con un belén o pesebre.

Esta costumbre se afianzó en España y de este país a sus colonias en América. Con el armado del belén llegaron las canciones. “Se transmitía de pueblo en pueblo, que eran considerados villas, y a quienes interpretaban esa música se los llamó villancicos”, agrega Ganchozo. La denominación fue atribuida luego a las melodías.

En el libro Chigualito, chigualó, villancicos del Ecuador, su autor, el investigador folclorista Justino Cornejo, indica que la génesis de villancico es villano, palabra que hace referencia a “la copla que cantaba la gente rústica”. Explica que villano es una composición poética popular con estribillo, cuya connotación es religiosa y navideña. “Estos versos romanceados y rimas los hubo por aquí a partir de la fusión de la sangre de España con la de América”, escribe.

Para Ganchozo, la costumbre de interpretarlos se instaura avanzada la Colonia, época en la que todas las manifestaciones religiosas étnicas estaban prohibidas, así como los ritmos autóctonos. “Esta represión artística tuvo su escape a través de los cantos religiosos”.

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El investigador musical sostiene que la mayoría de los villancicos ecuatorianos clásicos son sanjuanitos, albazos y ritmos étnicos como “No sé Niño hermoso, Bienvenido seas, Desde el alto cielo, Claveles y rosas y Dulce Jesús mío. “Ya viene el Niñito tiene elementos de pentafonía (sistema tonal) andina”.

Ganchozo cree que los más difundidos son los villancicos andinos, “pero también hay los arrullos, que es el canto del negro al Niño Jesús, y el chigualo, que es la interpretación del montubio”.

Añade que estas manifestaciones musicales van más allá de la religiosidad. “Cantarle al Niño Jesús es un pretexto para cantarle a la vida, a la cultura y a la unidad familiar. El belén enfoca ese concepto”.

En su estructura, la letra del villancico tiene la religiosidad como base, pues debe hablar del nacimiento de Jesús y su entorno. “Esto la diferencia de la canción de Navidad que recoge la festividad, pero no necesariamente detalla el hecho”, dice Jorge Luis Bohórquez, y cita como ejemplo Jingle bells (un clásico anglosajón) y Navidad es Navidad (de José Luis Perales). “Noche de paz es un villancico porque retrata la natividad”.

Según Bohórquez, en ambos géneros la musicalización tiene similitudes. Evoca la ternura, es casi infantil y de cuna; no obstante, su composición no es tan sencilla. “En especial los villancicos, porque en su ego el músico siempre busca lo complicado”.

Ganchozo anota que la composición del chigualo y los arrullos es espontánea, surge en el momento de su interpretación. “El villancico andino es más elaborado y una heredad de los maestros de capilla, quienes enseñaron a sus hijos y nietos”.

Musicalmente el villancico andino se toca con rondadores, zampoñas y charangos; el arrullo, con tambores; y los montubios, con cuerdas, bandolines y guitarras, explica Ganchozo.

Bohórquez, quien recientemente reeditó el disco Alégrate, es Navidad, en el que constan temas que en su mayoría son suyos, dice que los instrumentos se pueden alternar. Él se arriesgó y mezcló la balada pop con el villancico. “Clásico y contemporáneo, con batería, bajo y guitarra. En el pasado solo bastaban el tambor y la pandereta”.

De su experiencia como intérprete y compositora, Margarita Laso comenta que el nacimiento de Jesús siempre la entusiasmó. Ha hecho suyos los villancicos tradicionales, pero también ha escrito algunos como Gallito verde y Fiesta en el valle, en los que recoge realidades ecuatorianas.

En sus discos, Villancicos y canciones de cuna, Fiesta en Navidad, Villancicos latinoamericanos y Manito de cera, Laso incluye bombas, sanjuanitos, albazos y aguinaldos ecuatorianos, además de canciones navideñas de varios países.

Notas
Definición. El Diccionario de la Real Academia Española define como villancico a la “canción popular, principalmente de asunto religioso, que se canta en Navidad y otras festividades”.

Fiesta. Lo religioso y pagano se fusionan en Navidad, dice Schubert Ganchozo, quien trae a la memoria la fiesta precolombina del solsticio de invierno, el 22 de diciembre, en la que se agradece por las primeras lluvias. “En este mes se celebra al Niño Jesús, pero a su alrededor hay elementos culturales que también invocan lo profano”.

Algunos discos
‘Te regalo’
Mirella Cesa
Sencillo que la artista editó por Navidad y consta en Déjate llevar.

‘Es Navidad’
Barek
Es una reedición del CD que lanzó en el 2009 y que cantó a dúo con su hermana.

‘Alégrate, es navidad’
Varios
Participan, entre otros, Daniel Betancourth (foto) y Jorge Luis del Hierro.

‘Fiesta en navidad’
Margarita laso
Es la cuarta producción navideña de la artista.