Hoy tenemos censo, como debe ser en años terminados en 0, aunque el anterior fue en el 2001 debido a la crisis económica del 2000.

Los censos no están libres de sesgos culturales o ideológicos. En nuestros primeros censos no se preguntaba sobre raza. En América tropical y andina, el énfasis era que en nuestra región surgía una nueva raza producto de la fusión de migrantes europeos y africanos con los indígenas, fenómeno que se festejaba el 12 de Octubre como Día de la Raza.

Raza cósmica la denominó el pensador mexicano José Vasconcelos en su libro publicado en 1925. En términos menos líricos hablamos hoy de mestizos como la población dominante y la que representa la cultura nacional.

La principal diferencia entre indígena y mestizo es cultural: el indígena que desea integrarse a la sociedad ecuatoriana moderna pasa a ser mestizo. El inmigrante cañarejo se convertía en mestizo guayaquileño cortándose el guango.

Aun entre los blancos se reconoce que no están exentos de mestizaje. Hay el dicho que todos tienen “algo de inga o de mandinga”.

El censo del 2001 se alejó de esta concepción y prestó atención a las minorías raciales (más precisamente culturales); quienes por no pertenecer plenamente a la cultura o identificación étnica dominante, carecen de los elementos culturales para salir adelante o sufren discriminación.

Los resultados de ese censo mostraron que la gran mayoría de la población se identificó como mestiza, 77,7%. De las minorías, la mayor fue la blanca, 10,8%. Solo el 6,1% de la población se autocalificó de indígena, 2,7% como mulatos y 2,3% como negros.

El Censo 2010 se enmarca en una sensibilidad distinta: un soterrado rechazo a la sociedad mestiza. Quizá producto de la influencia de antropólogos que rescatan la diversidad cultural y de ONG que buscan borrar las huellas del imperialismo europeo.

El 12 de octubre ya no es fiesta nacional.

El censo incluye una pregunta sobre etnicidad, donde se listan las opciones no alfabéticamente sino de acuerdo a la prelación de las identificaciones que se anhela se fortalezcan. Indígena en primer lugar y subdividida por nacionalidad.

Afroecuatoriano/afrodescendiente, negro y mulato en los siguientes tres puestos.

Curiosamente, se excluye la clasificación para los descendientes del mestizaje de indígenas y negros, quienes tendrán que optar por uno u otro de sus orígenes, o por mestizo.

El cholo de Santa Elena deberá escoger entre mestizo, montubio e indígena.

Mestizos, penúltimos en la lista. La publicidad del censo también minimiza la identificación mestiza. Se busca inducir que ciudadanos antes identificados como mestizos opten unos por declararse integrantes de alguna nacionalidad indígena, o por alguna de las tres identidades que se podrán agrupar como afroecuatorianos.

Blancos al último. Sería un éxito conseguir que los indígenas se conviertan en el más importante grupo étnico.

Al pequeño pero importante grupo de migrantes de origen del este asiático no le quedará más que marcar “otro”.

Este censo arrojará una proporción mucho mayor de la población con las identificaciones étnicas preferidas por nuestros planificadores: énfasis en que somos país de minorías, no de una creciente identidad.