La prensa le permitió a Eugenio Espejo que sembrara la semilla de la libertad. Ayudó a José Joaquín de Olmedo a difundir su discurso contra las mitas. Actuó como el detonante de la Revolución Liberal. Contribuyó con los sindicatos para que propagaran sus quejas. Apuntaló el 28 de mayo de 1944. Combatió activamente a las dictaduras militares. Mostró a todo el país la insurgencia del movimiento indígena. Informó minuto a minuto de la quiebra bancaria. Soportó los embates de los dueños del país. Defendió a los jubilados. Denunció la desaparición de los hermanos Restrepo. Reveló decenas de escándalos de corrupción en casi todos los gobiernos. Les dio tribuna a todos los candidatos para cargos públicos, sin importar su ideología o cuán conocidos fuesen. Y hoy nos mantiene informados de cada nueva modalidad de los delincuentes.

Aun así, el Presidente de la República aseguró en la última reunión de Unasur que “desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa no es otra cosa que la voluntad del dueño de la imprenta".

Dos balances completamente distintos que nos obligan a preguntar: ¿Es que se prepara una nueva arremetida contra la libertad de expresión?