A la Asamblea Nacional llegó un anteproyecto que registra como un objetivo garantizar el derecho de igualdad y la no discriminación de las mujeres y hombres, y de las personas de “diversa condición sexo-genérica”, es decir, quienes se identifican dentro del grupo GLBT (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales).

Aunque aún no ha sido discutido en ninguna mesa legislativa, ya despierta optimismo en representantes de esa comunidad y temores en sectores conservadores de la sociedad, como la Iglesia católica.

La Comisión de Transición del Consejo Nacional de Igualdad de Género, conformada por el personal del extinto Consejo Nacional de las Mujeres (Conamu), remitió la propuesta a la presidencia del Parlamento el pasado jueves. Esta deberá enviarla al Consejo de Administración Legislativa (CAL) para su calificación y mandarla a la comisión pertinente para su análisis y discusión.

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La iniciativa, de 61 artículos, establece el principio de igualdad de trato, el derecho a la no discriminación, y las políticas que se establecerán para alcanzar esos objetivos, entre ellos, la aplicación de incentivos educativos para las personas de diversa condición sexo-genérica.

“Con esta ley se reafirma el reconocimiento de la diversidad existente en la sociedad, produciéndose un cambio de perspectiva al establecer que la diversidad de personas es la norma y no la excepción”, señala la Comisión de Transición en su exposición de motivos.

El art. 7 define que el principio de igualdad de trato “supone la ausencia de toda discriminación directa o indirecta”, que ocurre al restringir, excluir o preferir con base en “el sexo o condición sexo-genérica”.

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Además, veinte artículos disponen la expedición de normativas, políticas públicas y servicios públicos que garanticen el derecho de igualdad y la no discriminación.

Justamente este aspecto provoca expectativa en el activista Óscar Ugarte, vicepresidente de Diverso Ecuador, una asociación que aboga por los derechos de la comunidad GLBT.

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Cree que de aprobarse la ley, mucha gente podrá estudiar, acceder a un trabajo o acudir a un centro de salud “como lo que es: como un gay o ‘trans’, con su identidad”.

Manifiesta que esto no ocurre en la actualidad, pues Ecuador es una sociedad machista, que no acepta a los individuos que no se sienten identificados ¬en su género¬ con el sexo biológico con el que nacieron.

Pero monseñor Néstor Herrera, de la secretaría de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), teme que el texto posea ambivalencias que lleven a que en un futuro los GLBT tengan otras exigencias, como unirse en matrimonio o adoptar a niños (a lo que no se refiere el anteproyecto). La Iglesia rechaza esto.

En cambio afirma que él sí comparte que todos los seres humanos sean reconocidos en sus derechos civiles, sin importar sus preferencias sexuales.

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El clérigo pide que en el anteproyecto se especifique que el matrimonio es la unión de un hombre con una mujer, y que solo ellos pueden adoptar.

Ugarte se anticipa a estas críticas y enfatiza que esto no es lo que buscan, pues hay otras prioridades “como tener derecho al trabajo como gays, a la salud, a la seguridad social, a la educación. Es decir ser un ciudadano pleno”.

El sociólogo Wladimir Sierra, docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, asegura que este tipo de regulaciones son muy positivas en una sociedad, ya que propician un espacio de libertad para ciertos grupos rechazados por los códigos de una colectividad. “Es bastante positivo porque disminuye los niveles de intolerancia (y) el poder que cierto sector ejerce sobre otro”.

Como ejemplo dice que un niño educado bajo los cánones de la Iglesia cuestionará la inclinación de homosexuales, pero los respetará como personas por vivir en una sociedad con una ley en ese sentido, y que hay una errada noción de contagio y por eso el temor de que si la homosexualidad es socialmente aceptada y percibida como normal, los heterosexuales cambiarán de orientación.

Opiniones: Sobre planteamiento
Monseñor Néstor Herrera
Conferencia episcopal
“La Iglesia no podrá aceptar que (en la ley) se ponga de una forma ambivalente (los derechos de los GLBT), para en lo posterior justificar situaciones en contra de nuestra doctrina”.

Wladimir Sierra
Sociólogo
“Este tipo de proyectos elevarán el nivel de tolerancia en el país... Servirá de reconocimiento jurídico para que no sean discriminados”.