“Me permite su cédula, por favor, ¿a quién viene a visitar?, ¿ el nombre o villa de la familia? Estas son algunas de las directrices y preguntas que realiza Efrén Dávila, uno de los guardias de seguridad, a los visitantes en la ciudadela Las Tejas, ubicada en el sur de la ciudad.

Dos grandes puertas de metal impiden el paso a personas desconocidas que intentan ingresar sin documentación a la ciudadela desde el 1 de julio pasado debido a los robos que había en el sector.

“Esto era horrible, los asaltos eran diarios, aquí no podías salir a caminar ni a correr por las peatonales porque nos asaltaban”, indica una de las moradoras de la manzana 15.

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Asimismo, Lilian Toledo, quien reside en la manzana 5, manifiesta que hace cinco meses no podía usar el parque ubicado en el centro de la ciudadela porque se había convertido en guarida de ladrones y de jóvenes que consumen drogas.

Ante esta problemática, cinco habitantes del sector que forman parte del comité de copropietarios de la ciudadela Las Tejas, decidieron implementar la idea de las puertas hace más de año y medio porque la delincuencia se volvió insoportable, indica Daniel Villalba, presidente del cómite.

“Empezamos a hacer reuniones con cada delegado de las manzanas para que toda la comunidad que abarca unas 344 familias se una al plan y colabore”, recuerda Villalba.

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Asegura que mediante rifas, concursos, cuotas mensuales lograron reunir para hacer el cerramiento y construir de a poco las dos grandes puertas, una ubicada en la avenida 25 de Julio y la otra del lado de la avenida Domingo Comín.

Indica que alrededor de 15.000 dólares fue lo que se invirtió para cerrar la ciudadela.

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Cuenta que luego se contrató a trece custodios que están divididos en tres turnos de ocho horas cada uno para que controlen, registren la salida y entrada de los vehículos, peatones, tanto visitantes y residentes del lugar.

Agrega que además hay tres supervisores que circulan en motocicletas dentro de la ciudadela para verificar que en las peatonales no estén personas desconocidas.

También explica que ambas puertas tienen instalado el sistema de las alarmas comunitarias (bocinas de ruidos que alertan un robo), con el objetivo de evitar que las pandillas que habitan cerca de la ciudadela intenten ingresar. Además cuentan con la colaboración de la policía, ya que los guardias no pueden usar armas de fuego.

Cada familia debe cancelar mensualmente 20 dólares para los que tienen vehículos, ya que se les entrega un sticker que identifica que es residente y 10 dólares para quienes ingresan caminando a sus casas.

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Para el coronel Joel Loaiza, jefe del Cuarto Distrito de la Policía, este sistema de seguridad que aplica la ciudadela deberían de haberlo hecho hace mucho tiempo, no esperar a que ocurran más de 50 asaltos para reaccionar y pedir ayuda a la institución, ya que la comunidad debe trabajar en conjunto con la Policía.

No obstante, recomienda que los habitantes deben tomar sus propias medidas de seguridad en el interior de sus viviendas, es decir, no dejar las puertas abiertas, contratar a personas de servicio doméstico de confianza para evitar los robos.

Con la instalación de las puertas los habitantes manifiestan que ha vuelto la tranquilidad al sector, pues aseguran que ya no hay robos ni saqueos.

“Ahora puedo salir a la vereda o conversar con los vecinos. Anteriormente desde las 19:00 todos tenían que entrar a sus casas porque otras personas que venían de sectores cercanos armaban balaceras”, comenta una de las moradoras mientras paseaba por una de las calles a su hijo de 6 meses.

Más datos: Ciudadela
Guardias
Cerca de 6.000 dólares se invierten en los pagos de los guardias de seguridad, dinero que sale de las cuotas de los moradores de la ciudadela.

Residentes
Uno de los problemas que presenta la comunidad es que no todos los residentes colaboran con la cuota, varios de ellos por problemas económicos o porque no desean el servicio.