AFP
CIUDAD DEL VATICANO.- "¡Qué vergüenza!", "¡Qué vergüenza!", gritaban enfurecidas cerca de 60 víctimas de curas pedófilos al portavoz del Vaticano ayer, cerca de San Pedro, en una marcha contra la falta de transparencia de la Iglesia católica respecto a estos escándalos. La presencia del vocero del Papa, padre Federico Lombardi, quien quería reunirse con los manifestantes, suscitó gritos entre los presentes, en su mayoría personas de más de 50 años y víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos.

Ante el estruendo, el portavoz se alejó inmediatamente. Lombardi contó que había bajado para "saludar a los organizadores. Yo fui a buscarlos y si lo desean estoy dispuesto a recibirlos", agregó.

Numerosas víctimas de sacerdotes pedófilos, procedentes de 13 países, se congregaron a las puertas del Vaticano a pedido de la asociación italiana de víctimas del Instituto Antonio Provolo para niños sordomudos y de un grupo de víctimas de EE.UU., Survivors Voice.

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Los manifestantes, provenientes de EE.UU., Australia, Bélgica, Holanda y Gran Bretaña, desfilaron con antorchas frente al Castillo de San Ángel, ya que no tenían autorización para acceder a la plaza de San Pedro.

Antes de la manifestación, las víctimas se reunieron en privado para compartir sus experiencias. "Dentro de mí conservo en la memoria lo que ocurrió a nivel físico. Eso me enferma y me atormenta, no lo puedo controlar", contó Ton Leerschool, un empresario holandés de 57 años.

"Contando mi experiencia quisiera encontrar hoy aquí lo que perdí de niña", sostiene la estadounidense Shelly Winemiller, de 42 años, actualmente madre, quien sufrió abusos por parte del cura de su parroquia desde los 4 hasta los 14 años. "El cura era el mejor amigo de mi madre y toda la parroquia confiaba en él. Cuando conté la verdad a mi familia hace cuatro años, quedaron devastados".