La llegada de Cristóbal Colón a estas tierras de América el 12 de octubre de 1492 es la culminación de un proceso de cambio y el inicio de otro más amplio. Los siglos XV (Colón arriba a este continente en su postrimería) y XVI marcan el fin de la llamada Edad Media. Un periodo de modernización se gesta en todos los ámbitos. Los castillos, símbolo del feudalismo, y las aldeas comienzan a ser reemplazados por las ciudades. Aparecen las relaciones comerciales, en las que la acumulación del capital es sinónimo de riqueza. Consecuentemente, surgen los bancos.

Un poco antes del arribo de Colón, en 1450, Johannes Gutemberg inventa la imprenta y su primera impresión es la Biblia. La lectura empieza a masificarse. A nivel político los reyes comienzan a unificar sus dominios y a bajar su dependencia del poder eclesiástico. Ya se perfilan las monarquías centralizadas y los estados nacionales. En la cultura, se genera una gran revolución, impulsada por las publicaciones impresas en idiomas distintos al latín, cuyo predominio lo maneja la Iglesia.

Para los nuevos pensadores, el hombre es el centro de todo. La búsqueda de la perfección y de la belleza es la meta de esa nueva corriente de pensamiento llamada Humanismo, y su centro de influencia es la península Itálica, con ciudades como Florencia y Venecia, y con la presencia de los llamados mecenas, representados en las poderosas familias Medicis y Sforza.

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En la técnica, los avances son importantes. El arte de la guerra evoluciona y aparecen la artillería y el fusil. El intercambio comercial dinamiza la economía y hace que los medios de transporte marítimos modifiquen su estructura. Aparece la carabela y luego el galeón. Con ellos los portugueses hacen los primeros viajes de exploración, inspirados en la figura del rey Enrique, llamado el Navegante. Es lo que se conoce como el annus mirabiles (año de los milagros). Es la época de Cristóbal Colón. Así es la sociedad del viejo continente cuando el navegante genovés llega a América. En este lado del océano, mientras tanto, se encontraban ya consolidados los imperios Azteca e Inca, que contaban con un avanzado estado de desarrollo.