Cuando la milagreña Azucena Mora supo que el arte era lo suyo tenía 15 años de edad. Su infancia transcurrió entre presentarse en bailes folclóricos, cantar, hacer cortas obras teatrales y recitar poemas en los actos de su escuela, la Juan de Dios Martínez Mera, situada en el Ingenio San Carlos, en el hoy cantón Marcelino Maridueña.

A los 12 años llegó a Guayaquil, sin saber el porqué. “Fue una historia que nunca supe, a lo mejor problemas de falda por parte de mi padre”, indica la actriz con su característica risa.

De entre las ramas del arte eligió la actuación como profesión, por la adrenalina de estar frente al público y poder expresarse artísticamente, asevera.

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Ha hecho teatro en auditorios y en las calles, series cómicas en la televisión y participar en una película ecuatoriana. Hoy esta versátil actriz recibe un homenaje de compañeros y amigos de toda la vida, por cumplir 40 años de trayectoria sobre el tablado.

El humor y la espontaneidad que le caracterizan –comenta– le fueron heredados de su madre, Jesús Mendoza, quien falleció hace tres años. “Ella era cómplice mío en todo”, asegura. Recuerda que a los 15 años optó por estudiar actuación, algo que no estaba bien visto en la sociedad de esa época, allá por la década de los sesenta.

“Que una adolescente estudie actuación, ¡uh!, decían que estaba en la prostitución y esas cosas”. Pero no pensó en los demás y siguió lo que quería, pues en ese entonces se abrió una escuela de teatro en la Casa de la Cultura del Guayas. Llegó allá gracias al fallecido dramaturgo Hugo Salazar Tamariz. Entre sus maestros figuraron Isabel Saad e Ylonka Vargas, quienes se habían educado en Rusia.

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Luego de años de sacrificio llegó lo mejor. Ya con casi 25 años se graduó en la escuela de actuación y presentó la obra Responso para un tordillo, con la cual comenzó su carrera. Fotografías de ella salían en la prensa y su familia, en especial su padre, le aceptó esta profesión.

Poco después conoció al director teatral argentino Ernesto Suárez, quien creó el grupo de teatro de Guayaquil: El Juglar. Ahí estaban Oswaldo Segura, Henry Layana, Luis Aguirre, Enrique Ponce (+), Miriam Murillo, Augusto Enríquez, Sandra Pareja, entre otros actores.

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“Éramos como 20 actores y para financiar un local, que teníamos en Boyacá y Clemente Ballén, recogíamos periódicos viejos por las calles todos los domingos”, rememora Azucena.

Posteriormente se casó con César Tenesaca, padre de Ananí, la única hija que ha tenido la actriz.

Con una nueva familia y una carrera teatral ascendente, Azucena tiene otro reto: la televisión. En Ecuavisa encarna a Petita Pacheco en Tal para cual, serie humorística en la cual compartió cámaras con los actores Mimo Cava y la peruana Prisca Bustamante. Luego trabajó en Por amor propio, una de las primeras tenovelas que propuso ese canal.

Su ocupación en la televisión y el teatro jugaron roles trascendentales en su vida. Una de ellas fue la separación con su entonces esposo. “Como viajaba con El Juglar o sino solo grababa en el canal, César me pidió que renuncie a eso o sino nos separábamos, yo opté por lo segundo, la actuación es mi pasión, ja, ja”, recuerda Azucena.

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Casi al mismo tiempo los miembros de El Juglar se separan y el grupo se diluye. “Ernesto creó actores pero no líderes, creo que si hubiese habido líderes El Juglar hubiese seguido por más tiempo”, asegura.

En Milagro, su ciudad natal, formó un nuevo grupo de teatro. Se llamó Máscaras, pero también se disolvió. Luego participó en la película Retazos de vida, de Viviana Cordero. Ahí tuvo un papel corto. En el 2004 se acercó al Teatro Ensayo Gestus, para participar en la obra Contigo pan y cebolla.

Al final se quedó y es esta agrupación a la que pertenece actualmente. “Pero a veces quiero renunciar porque creo no tener edad para estos trotes”, dice sonriente Azucena.

Con Virgilio Valero y Alejandra Paredes, de Gestus, trabajó en El hombre de la casa, de Ecuavisa. Ahí encarnó a Zoila de Paredes.

Tras cumplir con su compromiso en esta serie cómica prefirió retirarse de la televisión. “Se me hacía muy pesado. Trabajar frente a una cámara es frío, no sientes el respirar de la gente, que dice lo que siente con sus miradas, solo eso se ve en el teatro”, expresa.

Pero sigue en el teatro. Ahora participa en Las Pericas, cuyas funciones se realizan en el Centro Cultural Sarao los fines de semana. También trabaja como activista cultural en la Dirección de Cultura del Guayas.

Sin embargo, asegura que su mejor trabajo es el de ser abuela. “Mis tres nietos son mis grandes amores. Anhelo que llegue cada fin de semana solo para estar junto a ellos”, dice.

El homenaje
Se efectúa a las 17:00 en el Teatro José Martínez Queirolo de la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas, ubicada en 9 de Octubre y Pedro Moncayo. Entrada gratuita.

Ahí Azucena Mora recibirá una placa del Municipio de Milagro, de donde es oriunda, y una condecoración del Frente de Artistas Populares y de la Unión de Artistas Populares del Ecuador. También participarán actores con cuatro piezas teatrales.

A las 20:00 habrá un acto social-artístico en el local del Círculo de Militares Pasivos (Tungurahua y Aguirre). Adhesión: $ 10.

“Mi mamá es estricta, le gusta que haga bien las cosas, pero es muy apoyadora. Como abuela es la más chocha, adora a mis tres hijos”.
Ananí Tenesaca, hija

“Es una compañera que le gusta pasarla bien, compartir y disfrutar su trabajo. Siempre se está en armonía con ella y tiene buen humor”.
Prisca Bustamante

“Es una maravillosa compañera, excelente actriz y entrañable amiga, lo que hace que el trabajo en Gestus sea una experiencia grata, extraordinaria”.
Virgilio Valero, actor