Los géneros musicales no son los mismos y las letras quizás no sean tan poéticas como en antaño, pero Guayaquil sigue siendo la musa que inspira a numerosos creadores.

Lo hizo en la década del treinta cuando, con música de Nicasio Safadi, el orense Lauro Dávila escribió Guayaquil de mis amores, un pasillo cuyas estrofas resaltan los valores de una urbe que, si bien no lo vio nacer, lo acogió como a un hijo.

En los años cuarenta, Pablo Hanníbal Vela y Carlos Rubira Infante, quien ahora tiene 85 años, tomaron la posta y plasmaron sus afectos por la urbe porteña y sus habitantes con el pasacalle Guayaquileño (madera de guerrero) y el también pasillo Guayaquil pórtico de oro, respectivamente. La idea, ha dicho Rubira, fue “recoger el sentimiento del pueblo y describir su rebeldía”.

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Estas melodías, junto con Guayaquil de mis amores, se han convertido en emblemas musicales de la ciudad, aunque composiciones más recientes han empezado a abrirse paso en el gusto popular.

Guajira a Guayaquil, del cantante y compositor Héctor Napolitano, es un son cubano que se escucha copiosamente en las radios y los canales de televisión locales, en especial durante estas fiestas julianas y las que se registran en octubre.

Su autor señala que la escribió para agradecerle a la urbe el haberlo recibido. “Nací en el cerro del Carmen pero durante 20 años estuve yendo y viniendo. Un lapso viví en Quito y otro en Galápagos. Hace tiempo que quería cantarle a mi ciudad y acudí a un género (el son) que era foráneo sí, pero me tenía (y tiene) cautivado”.

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Su canción la dio a conocer en el 2002 y consta en el disco Héctor Napolitano en un concierto de madre. “Tengo otros temas para mi ciudad. No llevan su nombre, sin embargo, hablan de ella, su gente, costumbres y gastronomía. Cangrejo criminal, porque qué guayaco no lo come; y Sancocho de hueso blanco, donde menciono a la calle Boyacá”.

Napolitano sostiene que aspira a grabar una versión “a su estilo” de Guayaquil, pórtico de oro. “Es una poesía. Cómo no reiterarle a mi ciudad: «que a la diestra del Guayas te levantas. Tienes el alma del cristal sonoro,/ son que vibras en todas las gargantas. Ciudad cosmopolita, hogar fecundo,/ entre dos aguas, marcos de tu casa. El Guayas, eres tú, dándote al mundo;/ y el mundo, es el Salado, que te abraza»”, recita emocionado el artista.

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También en el 2002 la cantante Beatriz Gil dio a conocer Guayaquileños de corazón, canción de su autoría integrada en un CD del mismo nombre. Es un pasodoble con el cual, según dijo la artista entonces, quiso destacar el orgullo de pertenecer a esta ciudad. En el material constan, entre otras, Barrio Las Peñas, letra y música de María Eugenia Plaza de Plaza; y, La novia del río, escrito y musicalizado por Victoria Puig de Lange.

“Es que Guayaquil inspira. provoca, motiva y seduce”. Lo dice el salsero guayaquileño Gustavo Enrique al comentar sobre el tema que recientemente grabó en tributo a la ciudad. Se titula Guayaquil, la Perla del Pacífico y su letra, explica su autor, reseña la alegría de los guayacos y la belleza de la ciudad, su calidez y solidaridad. La composición consta en Sencillamente original, un disco compuesto por otras siete salsas, dos merengues y una bachata.

En un rock algo más pesado del que acostumbra a interpretar la agrupación Cabaré, liderada por Michel Ochoa, propone Guayaquil.

“El tema es sencillo y directo. Cuenta con un videoclip, que grabamos en 2D con la colaboración de la Escuela de la Tercera Edad de la Universidad Laica y el colegio Cristóbal Colón. Pusimos más ganas que presupuesto y eso hace que tenga mayor mérito para nosotros”, dice el guitarrista, quien integra la banda con Mayckol Ureta (voz), Juan José Franco Ferreccio (bajo) y Juan Carlos Zúñiga (batería).

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En su canción, Ochoa señala: “Ciudad trama y urdimbre. Te busco, me pierdo y te encuentro. Ciudad sobria de ebrios, con lobos con disfraz de corderos... Mi Guayaquil es iglesia y cabaret. Mi Guayaquil es sobria y bohemia a la vez. Mi Guayaquil es cáliz con aguardiente. Mi Guayaquil es lujo y miseria también. Mi Guayaquil hermosa y peligrosa mujer. Mi Guayaquil es santa y blasfema a la vez. Mi Guayaquil despierta y arde otra vez. Mi Guayaquil la libertad no la puedes perder”. “Para unos quizá sea irreverente, para mí es una forma de expresar lo que significa la ciudad”.

El músico Pete Castillo, quien lleva 15 años en los escenarios e integra grupos como Los Pacos y La Pandilla, compuso y musicalizó Te llamas Guayaquil, sencillo pop que ha servido de fondo musical para las reporterías que sobre la ciudad han puesto en pantalla estaciones televisivas como RTS.

“Lo he escuchado también en la radio Punto Rojo y en los canales Caravana TV y Teleamazonas”, sostiene el artista, quien en su melodía le dice a la urbe: “Estás en la palabra sincera de su gente y en nuestros corazones te encuentras presente,/ en calles, parques y plazas y en tu belleza natural,/ en todo lo que siente mi alma mi ciudad está...”.

Otro artista que le canta a la ciudad es Fabián, quien con el pop tropical Mi Guayaquil, que su madre, Laura Arteaga, compuso en el 2005, quiso también rendir su tributo. La melodía cuenta con un videoclip que rota en la web en sitios como youtube.com y recoge varios escenarios de la ciudad.

Igualmente para la urbe en el pentagrama nacional se registran canciones como Cumbia en Guayaquil, de Héctor Quintero; Guayaquil me llevo tu corazón, de Francisco Rovira Suárez; y Mi Guayaquil, de Carlos Morán.

“Tú eres perla que surgiste / del más grande e ignoto mar, / y si al son de su arrullar / en jardín te convertiste, / soberana en tus empeños, / nuestro Dios formó un pensil / con tus bellas Guayaquil, / Guayaquil de mis ensueños”.
‘Guayaquil de mis amores’,
Lauro Dávila

“Hace tiempo que quería cantarle a Guayaquil, / cantarle al cerro Santa Ana y al Carmen, donde nací. / Desde la Boca del Pozo camino hacia el Malecón, / me llevo tal impresión de mirar el río Guayas: / lechuguines, lodo y jaibas corriendo van para el sur y al Carmen, donde nací”.
‘Guajira a Guayaquil’,
Héctor Napolitano

“..que somos guayaquileños, / guayaquileños somos de corazón. / Nacimos guayaquileños en esta tierra donde vi la luz del sol. / Con un orgullo le grité a los cuatro vientos / en el alma lo que siento ser, / guayaquileño soy”.
‘Guayaquileños de corazón’,
 Beatriz Gil