Saga 'Crepúsculo', un amor que seduce a jóvenes y adultos

La decisión de Bella de escoger entre la amistad de Jacob y el amor de su vida, Edward, fue uno de los enigmas que la medianoche de ayer resolvieron los fans de la saga Crepúsculo, durante el preestreno de su tercera parte en el país. Decenas de seguidores, en su mayoría jóvenes, tenían previsto acudir desde tempranas horas a las 46 salas de exhibición del filme Eclipse, a nivel nacional.Diana Zea Santana, de 22 años, era una de las que asistirían al preestreno. Ella, presidenta del club Twilight Fans en Ecuador, dijo que iría con otras integrantes del grupo, desde las 19:00, para reservar los mejores asientos de la sala.Reuniones mensuales, maratón de películas, colección de artículos, relectura de los libros de Stephenie Meyer –en los que se basa la saga fílmica– y discusión sobre los argumentos de las novelas forman parte de las actividades de la agrupación que dirige Zea y que conforman 30 personas en total.Otra de las integrantes, Carolina Caicedo, de 19 años, recalca que las novelas de Meyer despertaron en ella el interés por la lectura. “A mí en el colegio me gustaba leer, pero desde que comencé con la saga no me importa quedarme hasta tarde releyéndolos. Me fascinan”, dice Caicedo, quien adquirió las entradas para ver el filme el primer día que salieron en venta.“Que la gente vuelva a soñar con la ilusión del primer amor, que hace pensar que al estar enamorada todo es posible, es lo más cautivante de la obra”, explica Viviana Cepeda (29), otra integrante del club que existe desde el 2009.Cepeda, quien tiene compradas las entradas para ver tres veces Eclipse hasta el domingo, añade que la pasión por la saga de vampiros, que en el cine protagonizan Robert Pattinson, Kristen Stewart y Taylor Lautner, la comparte con su hija de 5 años y su hermana de 10, con quienes ve por las noches las películas anteriores, Crepúsculo y Luna Nueva.En cambio para Nafis Nader, de 18, estudiante de Turismo de la Universidad Católica, la “adicción Crepúsculo”, como ella la define, comenzó hace siete meses cuando compró el primer libro. “Luego de que lo terminé le pedí a mi mamá que me comprara los demás. Demoré dos semanas en leerlos todos”, agrega.Entre los artículos que guarda Nader, con la imagen de los actores de la cinta figuran camisas, gorras, revistas, afiches e incluso se compró un celular que venía con los fondos de pantalla, ringtones y fotos de Bella, Edward y Jacob.“Me enamoré del personaje de Edward, al ver que él luchaba contra su naturaleza para estar junto con Bella”, expresa Nelly Lozada (18), compañera de clases de Nader, sobre la temática de las obras de vampiros en las que el protagonista reprime su instinto de atacar a la joven por el amor que siente por ella.Lozada sostiene que “lo mejor de cada una de las películas es ver cómo interpretan los actores a los personajes que se relatan en los libros. Sin ellos no sería igual”, agrega.Pero la rivalidad entre los vampiros de la familia Cullen y los licántropos del clan Quiluete no es solo apreciada por los adolescentes. Fernando Romero, de 50 años, y Cristhel Sánchez de Falconí, de 45, también se declaran parte de la oleada Crepúsculo. Ellos se relacionaron con los libros y las películas a consecuencia de la afición de sus respectivas hijas.Romero confiesa que la curiosidad por descubrir qué le atraía a su hija Denisse Romero, de 13, lo llevó a ver Crepúsculo, el primer filme.“Al principio pensé que era una aburrida cinta de jóvenes que se enamoran en el colegio, pero al desarrollarse la trama me interesé más. La presentación de un vampiro moderno, ya no sanguinario, y la pasión que transmiten los actores me parecieron excelentes”, dice. Una madre que se siente identificada con la afición de sus hijas María Paulina (15) y María Cristina (12) es Cristhel Sánchez de Falconí. Ella, al igual que sus hijas, ha leído todos los libros y las acompañará a la función de hoy en Cinemark.“Es muy bonita la descripción que realiza la escritora en las obras sobre la relación de los protagonistas. Pese a que son adolescentes, se evidencia el respeto mutuo por sus cuerpos y demuestran a los jóvenes que no se necesita avanzar más allá si se ama de verdad cuando no se está preparado”, finaliza.

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