Suena un tango. Es una noche de milonga. Bajo una luz tenue, las parejas bailan abrazadas a ese ritmo entre dramático y sentimental. La escena no ocurre en Buenos Aires, sino en pleno malecón de Guayaquil. Al frente, el manso río Guayas también danza entre sombras y lechuguines.

Entre esas parejas están Duval Barrezueta y María Fernanda Gallardo, maestros de tango y organizadores de estos viernes de milonga en el hostal boutique Manso.

Milonga es un ritmo argentino pero también es el sitio donde se baila tango, comenta Gallardo, actual pareja de baile de Barrezueta, quien fue su maestro. En el último diciembre ambos se desplazaron a Argentina, al festival Bailemos Tango, organizado por Johana Copes, hija de Juan Carlos Copes, reconocido como el bailarín del siglo. Allá tomaron clases con reconocidos bailarines y obviamente frecuentaron las milongas donde los amantes del tango bailan desde la medianoche hasta la siete de la mañana.

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Comentan que en Guayaquil no existía una milonga para los cultores del tango, en su gran mayoría alumnos y ex alumnos de Barrezueta. Entonces Gallardo entró en contacto con Ricardo Cevallos, propietario del hostal Manso y ahora todos los viernes son de milonga.

“Entonces ahora a las siete, cuando sales a cualquier lado, puedes decir: vámonos de milonga. Pueden venir personas que bailan tango, intermedios, principiantes, amigos, familiares o simplemente los que quieran ver bailar”, dice Gallardo.

Según ellos, el único requisito para aprender a bailar tango es tener ganas, aunque después esa música se convierte en una adicción. “El tango es un bicho que te pica y no te lo puedes sacar de encima. Yo comencé a bailarlo hace diez años”, confiesa Barrezueta, orgulloso de haber sido maestro de todos los actuales tangueros que son alrededor de cien pero los que acuden religiosamente a milonguear son unos 25.

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Recuerda cuando estuvieron en Buenos Aires todas las noches se iban a milonguear. “Una vez nos fuimos a un parque a bailar, a la gente no le importa dónde es con tal de bailar el tango. Sucede que Guayaquil no tenía su milonga y esta es la que estábamos aguardando”, afirma Barrezueta y aclara que la milonga no es un show, es bailar tangos instrumentales en un 90% y que jamás se baila a Gardel por respeto.

Es un viernes de milonga. Suena un tango: Bahía blanca por Diego Lizardi y su orquesta típica. Las parejas transforman al salón del hostal Manso en una milonga. Danzan abrazadas como caminando por un paraíso e impulsadas por el fuelle del bandoneón.

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El hostal boutique Manso está en Malecón 1406 y Aguirre, primer piso (informes: 256-6644). Ingreso libre para público y $ 3 para bailadores, todos los viernes, de 19:00 a 21:00. Hay servicio de cafetería.