Quienes vivimos en las ciudades no podríamos imaginar que a unos cuantos kilómetros, dentro del mismo país, existen comunidades indígenas que no necesitan del dinero para ser felices y que buscan lo que requieren día a día dentro de la misma comunidad, en un paisaje que inspira paz, lejos de la contaminación y consumiendo los productos que da la megadiversidad de la Amazonía.