Para 1930, cuando el país adolecía por completo de industria musical, el compositor guayaquileño e importador de pianolas, José Domingo Feraud Guzmán, marcó un hito histórico patrocinando y financiando una grabación de temas del pentagrama nacional en Nueva York, adonde viajó junto al recordado dúo Ecuador, conformado por Enrique Ibáñez Mora y Nicasio Safadi Reves.
 
En 1946 por iniciativa de otro importador de instrumentos musicales y discos, Luis Pino Yerovi, propietario de un almacén, Emporio Musical, inauguró Industria Fonográfica Ecuatoriana S.A. (Ifesa) con la grabación del pasillo  En las lejanías,  con música de Carlos Aurelio Rubira Infante y letra de Wenceslao Pareja, que fue la primera producción discográfica creada, grabada, fabricada y vendida en el país.

Luego, el patrocinador del dúo Ecuador con su almacén J. D. Feraud Guzmán, fundó Fediscos, uno de los mejores estudios de grabación y fábrica de discos de Latinoamérica. Con el devenir de los años aparecieron en Ecuador otras industrias discográficas, entre ellas, Fadisa y Famoso que se desenvolvieron muy bien hasta que a partir del año 1979 apareció en nuestro país la nefasta piratería discográfica que desmoronó toda la industria legal de la música.

Y gracias al avance de la tecnología digital y al abaratamiento de costos por la masificación del software, computadoras..., cualquiera pone un estudio de grabación hasta en su dormitorio.

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En Ecuador existen innumerables estudios de grabación donde se graba de todo. Sin embargo, el negocio de la fabricación, comercialización y venta del disco artístico para consumo masivo ha desaparecido en el país; y los pocos artistas que triunfan se mantienen por los honorarios que cobran en cada show, sin que puedan contar en sus utilidades lo que les corresponde en justicia por la venta discográfica de sus éxitos.

Paradójicamente, el país cuenta con una de las mejores leyes de Propiedad Intelectual de Hispanoamérica, con capítulos del Derecho de Autor y Derechos Conexos (el primero protege a los autores y, el segundo, a los artistas) que en opinión de expertos   es de avanzada.

Reactivemos nuestra industria musical haciendo que esta ley se cumpla a cabalidad, y ejerciendo sanciones a todos quienes la violen. Que aquellos que desean vivir de la fabricación y comercialización musical y discográfica no trabajen al margen de la ley, perjudicando al compositor, al intérprete, al inversionista que hace empresa apoyando la cultura.

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Luis Padilla Guevara,
doctor en Jurisprudencia, Guayaquil