Un infarto acabó, la noche del viernes pasado, a los 78 años, con la vida del Suicida Hugo Mejía, destacado ex arquero ecuatoriano que por su valentía y arrojo recibió el apodo que lo hizo célebre cuando cuidó la portería del Everest guayaquileño y de la Selección.

El guardameta orense apareció en primera división en 1952 para disputar la propiedad del arco everiano con el lojano Luis Alberto Sotomayor. El Suicida se quedó con la titularidad luego de una notable actuación ante Santa Fe de Bogotá, en febrero de 1952, donde exhibió la temeridad que luego lo consagró.

En esa temporada inicial Mejía destacó en el club rojo junto con compañeros como Galo Pombar, Enrique Flores, Kléber Villao, Marcos Spencer, Gerardo Layedra, Aníbal Marañón, Eduardo Bomba Atómica Guzmán y los argentinos Teodolindo Mourín, Francisco Croas y Mariano Larraz.

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Jugó en Everest hasta su retiro en 1965. Fue campeón provincial con ese equipo en 1960 y monarca nacional en 1962. Participó en la Copa Libertadores de 1963 junto con Jorge Spencer, Carlos Flores, Pepe Johnson, Pedro Gando, Galo Pinto, Horacio Romero, Néstor Azón, Carlos Titán Altamirano, José Aquiño, entre otros.

Pese a no ser un arquero de gran estatura, Mejía compensaba todo con asombrosa agilidad, colocación y seguridad de manos. Otra virtud fue la certeza en sus salidas del arco, pero lo que lo distinguió siempre fue su temeridad. Iba a los pies de los delanteros y no pocas veces debió ser llevado hasta una clínica víctima de recios choques contra arietes impetuosos.

Integró la Tricolor en las Copas América de 1955, en Chile, y la 1963, en Bolivia.

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El Suicida Mejía es velado en el Oratorio 2 de la Junta de Beneficencia. Su sepelio se realiza hoy, a las 12:00, en el Cementerio General.