Abrazada junto a un familiar, Yaritza Valeria Vivero, de 13 años, lloraba ayer la muerte de su madre, Ana Celia Vivero Ayoví, quien fue una de las víctimas del terremoto de 8,8 grados que sacudió la madrugada del sábado a Chile.

Isabel Vivero, hermana de Ana, contó que esta dejó el Ecuador el 14 de febrero del 2008 para darle una mejor vida a su familia. “Ella me dijo que se iba porque quería hacerles una casa a sus cinco hijos, recordó Isabel, mientras señala los pilares que se han construido en un terreno adjunto a su casa, ubicada en la 17, entre primer callejón y Francisco Segura, en el suroeste de Guayaquil.

Ana, de 32 años, trabajaba en una soda bar cerca de la ciudad de Talca, pueblo situado a 105 kilómetros del epicentro, junto a su amiga, la ecuatoriana Johanna Leones, con quien le tocó vivir el terremoto, pues esa semana ambas tenían el turno de madrugada en el local.

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“Ellas también hacían una jornada diurna semanal”, aclaró la hermana, tras señalar que Ana retornó al Ecuador el 5 de noviembre del 2009.

“Cuando vino me dijo que estaba bien, que se había casado con un chileno (Leonardo Fuentes) y que venía a ver a sus niños”, relató Isabel.

Ana volvió a Talca con sus hijos Bryan Jareh, de 15 años; Yamilé Yuleidy, de 9; Geovanny Josué, de 10, y Édison Manuel Vivero, de 4. Sin embargo, dejó a Yaritza en su natal Esmeraldas, pues el dinero no le alcanzó para llevársela.

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Le cayó una pared
Según Isabel, cuando ocurrió el terremoto Ana estaba trabajando y le cayó una pared encima. Estaba con su amiga Johanna, quien le había dicho que corra, pero no alcanzó.

Al momento del rescate, Ana aún tenía vida, pero su cuerpo estaba destrozado. Fue trasladada a un hospital, donde falleció al mediodía del sábado.

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Los amigos de Ana fueron los encargados de comunicarle a su familia en Ecuador. La llamada la recibieron el sábado a las 15:00 de Ecuador (17:00 en Chile), debido a que a esa hora recién se restableció el servicio telefónico.

“Primero llamó una prima nuestra a su hija para avisar que Ana había fallecido. Luego llamó el esposo de una amiga de nosotros que nos confirmó también y por último llamó Katty Mina (una ex vecina) a su mamá para que nos avisen de la muerte de mi ñaña”, detalló Isabel, quien agregó que sus cuatro sobrinos estaban bien, pero consternados por la muerte de su mamá.

En horas de la noche del sábado, Isabel recibió una nueva llamada en la que le informaban que ya habían sacado el cadáver del hospital y que la estaban velando afuera de la casa de ella, solo sus amigas y el esposo.

Una vez que confirmaron la noticia, Isabel llamó a Esmeraldas para informarle a Yaritza lo sucedido. La niña viajó junto a otros familiares toda la noche y llegó a Guayaquil la mañana de ayer (06:00). En los exteriores de la casa de su tía ella colocó una capilla ardiente con una foto de su madre, a quien nunca volverá a ver.

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