Los ciudadanos de a pie tienen en estos momentos varias preocupaciones. Avanza el desempleo. La violencia criminal se extendió a Quito y otras ciudades. La sequía atormenta al norte de Manabí. La corrupción campea.

Pero estas, que son las angustias del pueblo llano, ocupan un porcentaje mínimo en la agenda oficial. Mucho más importante para el partido de Gobierno es cómo hacer para que la Ley Mordaza contra la libertad de expresión se apruebe sin agravar el desprestigio de sus asambleístas. Largas reuniones se dedican a ese asunto.

Qué edificante hubiese sido que se nos proponga el debate amplio de un proyecto para reactivar la producción y generar empleo; o mejoras para combatir a los delincuentes; o para enfrentar las sequías que nos dejan sin luz.

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Pero no, la Ley Mordaza está primero, antes que darle empleo a familias que no ven futuro, antes que evitar que nos maten en las calles, antes que atrapar a tanto pillo que medra del aparato estatal.