Sobre el adoquín que rodea  la plaza central se reflejan las sombras de las 35 centenarias casonas de hasta tres plantas, construidas con bahareque (pared de caña o carrizo y barro), balcones de madera y tejados de arcilla, que le dan el toque romántico a Quingeo, parroquia cuencana   declarada Patrimonio Cultural de la Nación el pasado 13 de septiembre.

La plaza central, decorada con el también centenario ciprés, recortado según el capricho de los jardineros, se convierte en una especie de sala de recibimiento, más el domingo, cuando por devoción al Señor de los Milagros llegan  cientos de personas de comunidades azuayas, de otras ciudades e incluso otros países.

“Todos llegan solo los domingos a ver al Taitito (Señor de los Milagros) para agradecer, especialmente en septiembre, por la cosecha del año que termina y pedirle que bendiga las nuevas siembras que empiezan a fin de mes”, comenta María Bueno, quien llega con tres canastas redondas llenas de figuras de pan fresco que huelen desde lejos.

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El domingo, la desolación que se observa de lunes a sábado se transforma en bullicio. Decenas de artesanos de Gualaceo, atraídos por la oportunidad de ganar algo de dinero, llegan con sus cestas; de Sigsig, con ollas de arcilla; de San Bartolo, con cerámica vidriada; y desde El Valle, con rico pan de colores y formas de niños, caballos y aves.

Según la leyenda, que la conocen  los habitantes de esta parroquia, la imagen del Cristo Crucificado se trasladaba en el siglo pasado de Cuenca a Loja. Por esos tiempos los viajes se hacían por verdaderos chaquiñanes (caminos angostos) y, ante la dificultad de cargar la imagen, los devotos decidieron venderla en 80 pesos a los moradores.

Quingeo tiene dos fechas distantes en las que se cree se fundó. La primera entre 1787 y 1789, según la referencia de un escrito de don Manuel Isidro Crespo. La otra data de 1835, que se desprende de un libro de actas en el que consta la realización de un bautizo y dos matrimonios por el presbítero José Vintimilla.

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Según esta versión, la donación la recibieron 32 personas que se comprometieron a construir el templo. Los trabajos se hicieron entre 1845 y 1930, y el presbítero Juan Reyes mandó a elaborar la actual imagen.

El archivo de la Función Legislativa dice que el nombre de Quingeo aparece por primera vez en un folleto publicado en 1852 por la Asamblea del Ecuador, que decretó la existencia del cantón Cuenca el 1 de septiembre de ese año con las parroquias Cumbe, Baños, Molleturo, Quingeo, Sidcay y Paccha.

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Luego, mucha gente abandonó su tierra en busca de mejores oportunidades, pero noticias sobre las bendiciones del Señor de los Milagros y los fértiles terrenos motivaron el regreso de devotos como gratitud de favores recibidos. Por ello, desde 1933 se conforman organizaciones de devotos con sedes en Cuenca, Loja, Guayaquil, Santo Domingo e incluso en Lima, Perú.